Existe una línea divisoria clara, que no conviene traspasar, entre la gamberrada traviesa y el enfrentamiento juvenil que altera el equilibrio social. La primera, sobre todo en tiempos de ocio precario, se ha dado de modo habitual en los pueblos, mientras que la segunda ha saltado más de lo deseado como inseguridad y conflicto en entornos más urbanos. En los últimos tiempos, sin embargo, también se han producido en la Part Forana episodios esporádicos de enfrentamientos y puro incivismo, con daño a bienes ajenos o comunitarios. Las alertas y dificultades que se disparan ahora en Sineu vienen a certificar que Mallorca, en su conjunto, se ha vuelto metropolitana también en lo negativo. Sineu es un pueblo bien comunicado, con alta oferta residencial y aumento demográfico. El incremento de la conflictividad social es uno de los costes de este rápido crecimiento. Hay que empezar a entenderlo y reaccionar desde esta perspectiva.
OFERTA
Suscríbete esta Semana Santa a Diario de Mallorca durante seis meses por solo 12,99 euros