Unos bañistas han denunciado que, el domingo pasado, les quisieron echar por estar sobre la arena en una zona de hamacas de Can Picafort (municipio de Santa Margalida), “como si esa área estuviese privatizada”. La denuncia fue publicada a través de redes sociales y alcanzó una gran difusión, incorporándose testimonios de más usuarios que relataban experiencias parecidas en otros puntos de la isla. 

En declaraciones a este diario, el alcalde de Santa Margalida, Joan Monjo, aseguró que no el Ayuntamiento no ha recibido oficialmente ninguna queja al respecto y que, si la llegan a recibir, “analizarán qué ha pasado” y abrirán el correspondiente “expediente informativo”. Monjo señaló que los bañistas pueden estar sobre la arena en la zona de hamacas, siempre que respeten la distancia de “dos metros” que marcan las directrices sanitarias por la covid.

Además, apuntó que el Ayuntamiento revisa periódicamente que la empresa cumple con lo establecido en la concesión de la explotación, al tiempo que recordó que este año no existe una ocupación excesiva de estas instalaciones, en el contexto de la crisis sanitaria. “De lo que tenemos concedido, sólo hay un 40% de ocupación”, dijo.

El tuit que desató la controversia lo suscribió una usuaria de Twitter: “Es una vergüenza la privatización de la playa de Can Picafort. Ahora resulta que los bañistas que no pagamos la hamacas no podemos estar sobre la arena de toda la zona que tienen en concesión. Según el trabajo de la concesionaria, 'tienen alquilada la playa”.

Según su relato, el domingo pasado se dirigió junto a un grupo de amigos a comer a Can Picafort, en un restaurante situado en el entorno de la Platja Gran. Como llegaron con antelación, decidieron ir a la playa a darse un chapuzón. Explicó que, al ver que todas las áreas de la playa sin explotación estaban repletas de gente, decidieron colocarse sobre la arena en una zona que sí tenía hamacas.

Vino el de las hamacas y nos dijo que no podíamos estar allí, porque esa zona es de explotación. Nos vino a decir como si esa parte de la playa estuviese alquilada. Nosotros le dijimos que no nos íbamos a mover. Al cabo de un rato, vino alguien del 112, entiendo que del servicio de socorrismo y nos avisó de buenas maneras de que no podíamos estar allí y de que, si no nos movíamos, vendría la Policía Local y nos multaría”, detalló. 

Finalmente, no vino ningún agente y el grupo de bañistas, al cabo de un rato, se fue a comer como tenía previsto, pero con la sensación de que habían estado en una playa con “tramos privatizados”. “Es indignante que lleven la explotación de la playa de esta manera. Toda la playa está minada de hamacas y las zonas sin hamacas son muy pequeñas”, protestó.