Santanyí tiene un reclamo turístico natural pero ni el propio Ayuntamiento se atreve a publicitarlo. Estamos hablando del Caló d’es Moro, una cala que como cada verano se convierte en un foco de atracción de bañistas. Hasta tres y cuatro horas consienten esperar los visitantes para bañarse en sus cristalinas aguas. La escena no es nueva. Se repite cada verano pero como le pasa a Campos con es Trenc, Santanyí también se encuentra maniatado para poder actuar. De todas formas, este año ha encontrado una vía, la covid-19. Por ello, ha contratado seguridad privada para controlar el aforo convocando un concurso por valor de 60.000 euros. Hace tres semanas que dos vigilantes controlan que el caló más famoso de la isla no supere el aforo permitido, unas 80 personas. Y, aquí es cuando se producen las colas. “Si salen tres personas, el vigilante deja entrar a otros tres”, explica la alcaldesa Maria Pons. Está molesta. Lleva todo el verano con la mosca detrás de la oreja. Normal. “Como más se hable del Caló des Moro, más gente acude”, lamenta Pons que reprocha que por mucho que el vigilante advierta a los bañistas que hay horas de cola para poder acceder, se hace caso omiso. “La gente pasa y ante esta realidad, poco más se puede añadir”. Es verdad que algunos sí que dan media vuelta y visitan algunas otras calas que regala la costa santanyinera pero muchos quedan a esperar, se quejan pero se quedan.

Y las redes sociales han hecho mucho daño. “Cada vez que alguien comparte una foto, más publicidad hace. Nosotros ni nos atrevemos a utilizarlo como reclamo turístico. Solo nos limitamos a incluirlo en el catálogo de playas que editamos. Nada más”, advierte la primera edil que critica que el Govern sí haya optado por utilizar la imagen de es Caló d’es Moro como imagen emblemática de la isla. El Ayuntamiento ni se atreve, básicamente, porque “básicamente lo único que nos conlleva son pérdidas económicas a todos los santanyiners y santanyineres. No tenemos ningún interés de que haya esta locura para visitarlo. La gente se ha vuelto loca”.

Así la primera edil recuerda que la zona no cuenta con servicio de socorristas y relata que hay un aparcamiento con una persona que indica el aforo de 10 a 18 horas. Además dos guardias se seguridad controlan el aforo en es Caló d’es Moro y otro en Cala s’Almunia, pero también remarca que solo pueden controlar el acceso a pie y hay mucha gente que accede a través de embarcaciones. “Es una locura”, repite Maria Pons que, igual que la alcaldesa de Campos, Francisca Porquer, deja claro que a ningún santanyiner o santanyinera se le ocurre visitar estas zonas en plena temporada alta porque está invadida de visitantes.