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Devolviendo el prestigio del caballo español desde Sant Llorenç

Rafel Genovart ‘Martet’ lleva 30 años redefiniendo la morfología y la funcionalidad de la raza, triunfando en concursos de medio mundo u «Ojalá pueda ver algún ‘Martet’ en las Olimpiadas»

Jaume Ferrà con Llanero de Martet. S. Sansó

Rafel Genovart ‘Martet’ (Sant Llorenç, 1960) llegó al mundo del caballo por pura pasión, aunque para acabar donde está ahora no tuviera el aval de la tradición: «Toda la vida me han gustado, pese a que a nadie de la familia le gustaran especialmente. Recuerdo que el primero que tuve fue uno de montura menorquín llamado Turbo…». Un punto de inicio que cristalizó hace ahora 30 años, cuando en la finca llorencina de Sa Cova empezó con la cría del caballo español. «Uno de los objetivos está claro: intentar que alguno compita en unos Juegos Olímpicos», explica.

Un centenar de yeguas y caballos conforman una de las fincas ecuestres de la raza más prestigiosas del mundo. «Se trata primero de intentar conseguir un caballo que pueda servir para muchas actividades y que sea noble» y acabar con la ‘mala fama’ que apunta que desde hace décadas que no tiene el carácter suficiente para la competición. «Desde que empezamos los presentamos a concursos. Toda la vida…», recuerda Genovart mientras muestra orgulloso toda una vitrina repleta de trofeos y una pared inmensa con más de un centenar de galardones.

Son casi innumerables los concursos de morfología y funcionalidad que los caballos de Martet han conseguido por España y medio mundo: «Las yeguas se presentan con cuerda y los machos, a partir de cuatro años, con cuerda y montados», añade Jaume Ferrà, presentador, montador, entrenador y encargado del estilismo y la meticulosa puesta a punto de los ‘Martet’. El campeonato del mundo SICAB (Salón Internacional del Caballo de Pura Raza Española) es un buen barómetro de ello, con una campeona (Jamila de Martet) y un campeón (el semental Armas Felino) y un subcampeonato (Genovés de Martet) como grandes valedores.

«El caballo español ha mejorado en carácter y mecánica. Cada vez es más útil y deportivo, lo que le encamina hacia la doma clásica», concreta ‘Martet’, que recuerda que hace unos años «todavía era barroco, pesado y no muy elástico». Y entonces… ¿Cómo se ha logrado cambiar esa tendencia precisamente desde Mallorca?: «Seleccionando sementales y yeguas, siendo pacientes y constantes. Primando la mecánica y no solamente el físico». Un caballo que funcione en la pista, de cuello largo y la cara un poco convexa, bien de extremidades, con un dorso equilibrado, grupa redonda «y pies y manos dentro de la masa».

Es por eso que muchos de estos ejemplares nacidos en Sant Llorenç son fácilmente exportables alrededor del mundo y han sido vendidos a toda Europa, México o los Estados Unidos. Así hasta más de 300 durante el último cuarto de siglo. «Ojalá pueda ver algún ‘Martet’ en las Olimpiadas, pero para eso se tienen que dar muchas circunstancias, la más importante de las cuales es que no se lesione por el camino, porque para la doma la edad ideal es entre los 10 y los 17 años». Otro escollo a superar es la insularidad: «Cada salida para un concurso de morfología y funcionalidad a Bélgica, Holanda o Torrepacheco donde hemos ido hace poco, por ejemplo, cuesta mucho dinero». Eso sin contar el mantenimiento y alimentación anual que una finca de 40 cuarteradas y cien equinos conlleva.

Rafel Genovart delante de la vitrina de trofeos conseguidos. S. Sansó

Hace una década que, gracias a su quirófano adaptado, en Sa Cova se llevan a cabo inseminaciones y trasplante de embriones para mejorar la raza española, para que así distintas madres puedan engendrar hijos de un semental óptimo. Ese mismo quirófano, además, es único en la isla al permitir que los dueños puedan operar a través de los cirujanos que ellos elijan. «Somos el único centro de reproducción con los permisos para poder exportar semen ecuestre a todo el mundo».

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