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Entrevista

Tomàs Vibot: «Necesitamos tomar conciencia de que la Serra es una joya que hay que respetar»

«Hay que inculcar la importancia de los tesoros que guarda. Si conservamos la Serra, conservamos una de las mejores marcas de identidad»

Tomàs Vibot posa con su nuevo libro ‘Guia essencial de la Serra de Tramuntana’. Guillem Bosch

«Sentir, contar y escribir sobre una tierra con historia». Precisamente es lo que hace Tomàs Vibot. Autor de una setentena de libros sobre historia, cultura y patrimonio de las islas, suma uno más: Guia essencial de la Serra de Tramuntana publicado por El Gall Editor. Se trata de una herramienta que permitirá descubrir y disfrutar del patrimonio y la cultura que ofrece la Serra de Tramuntana, una «de las joyas del Mediterráneo y del mundo» que hay que «respetar y proteger».

¿Qué excursión literaria hace el lector a través de la Guia esencial de la Serra de Tramuntana?

Es un trabajo que repasa a través de rutas los elementos patrimoniales y culturales más importantes y emblemáticos, tanto urbanos como del entorno rural, aunque también incide en aspectos del patrimonio inmaterial. Es una guía que sirve para acercarnos a por qué la Serra es Patrimonio de la Humanidad.

¿Qué nos queda por descubrir de la Serra que no sepamos?

Muchísimo a nivel particular. En cambio a nivel general se han hecho muchos avances pero necesitamos concienciarnos como sociedad de que tenemos una de las joyas del Mediterráneo y del mundo, y hay que respetarla y protegerla a partes iguales. Y eso se hace a partir de la información y el conocimiento.

Hace un repaso al patrimonio y a la cultura de la Serra. ¿En qué aspectos pueden mejorar?

En los últimos años se ha hecho un trabajo magnífico, tanto de investigación como de divulgación. Uno de los puntos donde se tendría que incidir más es en la pedagogía, en saber inculcar desde la infancia (y también a muchos adultos) la importancia de los tesoros que guarda, la necesidad de preservarlos y que se trata de un entorno sumamente frágil de debe tratarse con el máximo respeto. Si conservamos la Serra, conservamos una de las mejores marcas de identidad.

¿Cuál es el mejor tesoro que encontramos en la Tramuntana?

¡Si digo solo uno dejo una lista prácticamente infinita en el cajón! Pero, por formación y como investigador de la cultura y el patrimonio, me quedo con el arte de la pedra en sec. La Serra es un monumento en piedra, levantado y configurado siglos atrás, generación tras generación. Mantenerlo es una cuestión de identidad y de respeto, no solo hacia los que nos precedieron sino hacia nosotros mismos.

"Corremos el riesgo de que la Serra sea un espacio muerto: un bello marco, pero vacío"

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Con el estallido de la pandemia la masificación se ha convertido en un problema. ¿Cree que la presencia humana acabará por pasar factura al patrimonio y a la cultura que pone en valor en su libro?

Evidentemente es un problema, no tanto por determinados elementos que están sumamente protegidos y acotados, sino por algunos otros, como por ejemplo tramos de caminos donde el deterioro en los últimos tiempos ha avanzado de manera alarmante. Por otro lado, se están dando atentados contra el patrimonio que hasta ahora eran casi impensables: el caso del talayot del Serral de ses Abelles en Puigpunyent, grafitis en cimas de montañas o en espacio naturales protegidos...

También recientemente hubo una polémica en relación a la construcción de paredes secas por parte del Consell, ¿en qué están fallando las administraciones si es que lo están haciendo?

Evidentemente no hay nadie perfecto y aquí la Administración se equivocó, tal y como se denunció desde muchos colectivos. Donde veo realmente un problema es en el hecho de que la Serra se extiende más de 90 km de largo y hacen falta muchísimos recursos para mantener y gestionar un espacio tan vasto y complejo. Además, cada administración tiene sus competencias y en muchos casos la coordinación entre ellas y poder ofrecer una solución a problemas resulta sumamente complicado.

¿Qué nos quiere transmitir con su libro?

Que tenemos un espacio único, singular, patrimonialmente excepcional y que, como residentes, es obligado tomar conciencia de ello.

¿Cómo sería su Serra de Tramuntana ideal?

Una Serra viva, no tanto como consecuencia de la gente que pasa sino porque sus habitantes pudieran vivir en ella y de ella, tanto de un turismo respetuoso como de los mismos productos de las fincas. Esto conllevaría a una Serra activa, conservada y respetada al mismo tiempo. Ahora corremos el riesgo de que sea un espacio muerto: un bello marco, pero vacío.

"Nos tenemos que convencer que en cultura y patrimonio jugamos en Champions"

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En junio se cumplen 10 años de la declaración de la Unesco como Patrimonio de la Humanidad al conjunto de la Serra de Tramuntana. ¿Cree que estamos a la altura para conservarla?

En líneas generales, la declaración fue un regalo merecido gracias al trabajo de las generaciones que nos preceden y evidentemente nos ha beneficiado. En muchos aspectos se ha hecho y se está haciendo un trabajo extraordinario de conservación, tanto desde lo público como desde lo privado, pero no se ha llegado a todo, porque la Serra es extensísima y compleja en sí misma. Pero también es cierto que la Serra necesita acciones de urgencia para eliminar o modificar ciertos puntos negros. Si no lo hacemos, querrá decir que no estamos a la altura.

¿Está en peligro la Serra que todos conocemos? ¿Cómo podemos preservarla?

¡Y tanto! Algunos municipios están perdiendo población. Esto parece mentira, pero es así. En otros hay más plazas turísticas que residentes. Es decir, todo apunta a que se está convirtiendo en un decorado, carísimo, por cierto. Hay infinidad de urgencias y algunos problemas ya son endémicos: colapsos en determinadas zonas en épocas muy concretas del año; es un circuito de carreras de motos y coches trucados (la Ma-10 ya está catalogada como una de las carreteras más peligrosas de Europa). ¿Para preservarla? Educación y recursos.

Y el turismo, ¿cree que puede afectar al mantenimiento y conservación de los tesoros que localiza en su libro?

En su justa medida el turismo es más que necesario. ¡De hecho veneramos a los primeros turistas del siglo XIX como los grandes descubridores de los valores de la Serra! Precisamente el turismo respetuoso viene a buscar y disfrutar de este entorno que ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad: me he encontrado visitantes extranjeros en lugares donde muchos mallorquines jamás han estado ni estarán. También es cierto que no ayuda nada a nuestra imagen y a la conservación el colapso de gente y vehículos que se viven en ciertas zonas de la Serra. Esto se debería regular de alguna manera.

Opine. ¿Es la Serra un parque temático para turistas y gente de Ciutat?

Para algunos sí, eso es evidente. Pero no generalicemos. Podemos encontrar gente de Ciutat que disfruta de la Serra cada fin de semana y lo hace con un respeto escrupuloso, y que además deja beneficio en los negocios locales. Y al mismo tiempo podemos encontrar residentes que maltratan su propia tierra.

¿Qué herencia dejaremos a las generaciones venideras?

Una Serra más estudiada que nunca, más abierta al mundo y con una larga lista de tareas para acometer en el futuro. El patrimonio no es estático: necesita mantenimiento. Y el mejor mantenimiento es su conocimiento y uso.

¿Sabemos valorar realmente lo que tenemos?

En líneas generales no. En mi trabajo de investigación y divulgación del patrimonio no me canso de repetir que los mallorquines nos tenemos que convencer de un hecho empírico: cuanto a cultura y patrimonio, no jugamos en segunda o tercera división: lo hacemos en Champions. Solo hace falta autoconvencerse, no es una cuestión de fe: es una cuestión de información.

¿Qué rutas son imprescindibles para perderse por la gran serra mallorquina?

Si hago discriminación, seré injusto porque cualquier parte de la Serra suma y todas cuentan con su aportación cultural específica. Pero evidentemente la historia nos lleva a una serie de puntos con un cierto peso temático: la espiritualidad de Lluc; el cosmopolita valle de Sóller; el patrimonio etnológico de Banyalbufar; los valores artísticos de Pollença; la potencia de las possessions de Bunyola o Puigpunyent; la prehistoria de Calvià…

La guía ofrece un inventario de las mejores excursiones a pie, ¿cuántas podemos encontrar en el libro?

Entre treinta y cuarenta. Recordemos que la mejor manera de entender y disfrutar del patrimonio cultural y paisajístico se hace a pie, porque este es el ritmo natural del ser humano. Nos permite abrir los sentidos en plenitud y captar lo que nos rodea.

Asegura que «la mejor manera de aprehender un país es pisándolo». ¿Qué no podemos dejar de pisar de la Serra?

¡Yo me moriré sin haber pisado muchos sitios de ella! Pero creo que como mallorquines debemos visitar todos sus pueblos, pedanías, recorrer sus caminos públicos, entrar en sus museos, conocer sus productos e industrias (almazaras, bodegas, cooperativas o centros de artesanía). En un momento como este, donde la globalización impone una estandarización (mejor dicho, una clonación), los mallorquines debemos apostar más que nunca por el producto local. Es una cuestión de supervivencia.

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