Desde una pequeña localidad como Galilea (municipio de Puigpunyent), uno de sus jóvenes vecinos, Lluc Morey, de 14 años, ha promovido una iniciativa de alcance nacional e, incluso, internacional. Este alumno del instituto de Son Pacs llamó en las redes a que todos los estudiantes -tanto ellas como ellos- vistiesen falda el pasado 4 de noviembre. ¿El objetivo? Luchar contra la discriminación sexual. «¡Me han llegado comentarios hasta de Latinoamérica!», se sorprende Morey, que es un destacado waterpolista federado. Asegura que estos días ha sido testigo de algunos comentarios intolerantes hacia la iniciativa -«Antes los hombres iban a la guerra y ahora esto», le han dicho-, pero que se queda con la parte positiva de la experiencia y su amplia repercusión.
¿Cómo surgió esta iniciativa que han secundado varios institutos de Mallorca?
Por las redes sociales. A través de un vídeo de TikTok vi el vídeo de Mikel, un joven de Bilbao que denunció que había sufrido bullying por ponerse una falda para ir a clase de matemáticas. ¡Lo llegaron a sacar de clase por este motivo! Hice un vídeo para proponer que la mayoría de gente fuese a clase el 4 de noviembre con una falda, para normalizar su uso. Hice un dúo con Mikel, que es un vídeo de los dos. Él lo compartió con todos sus seguidores y, después, otra gente, a su vez, lo compartió.
¿Qué le ha parecido el seguimiento que ha habido en Mallorca? Institutos como el de Son Ferrer, el IES Calvià o el IES Sineu secundaron el movimiento reivindicativo.
La verdad es que me he quedado impactado. En redes sociales he visto muchos vídeos de gente yendo con falda a clase. Me han llegado comentarios también de jóvenes de Latinoamérica.
¿Y cómo fue su experiencia personal de llevar falda a clase el 4 de noviembre?
Yo estudio en el instituto de Son Pacs, en Palma. En los días previos se lo propuse a los de mi clase. Y muchos amigos míos iban a venir ese día, pero resultó que después no pudieron por estar en contacto con una persona con covid. Pero, bueno, yo fui y otros alumnos también, sobre todo de Bachillerato.
¿Qué le dijeron sus compañeros? ¿Les sorprendió? ¿Le criticaron?
No tuve problemas, la verdad. Mis amigas del instituto me dijeron «Olé», que les parecía muy bien la iniciativa. No recibí críticas de nadie que me dijera «Oye, que esto es de mujeres, ¿por qué vas así?». Eso sí, la gente me miraba un poco raro.
¿Y sus padres qué le dijeron? ¿Le apoyaron a la hora de impulsar este movimiento reivindicativo el 4 de noviembre?
Sí, claro, por supuesto. Mis padres me han apoyado mucho. Y me han dicho que les gustaba que promoviese este movimiento para demostrar que la ropa no tiene género. Porque ¿qué pasa?, ¿que por ser un hombre uno no se puede poner falda? ¡Claro que puede!
Pese a iniciativas como ésta aún queda mucho por avanzar hacia la igualdad plena, ¿no cree?
Sí, es así. Yo lo he visto estos días, con la gente publicando vídeos insultando a los que llevaban falda. Un hombre me ha comentado que los hombres antes iban a la guerra y que a ver «qué mierda era esto de las faldas». Ni le contesté. Me dan rabia los que piensan así. Pero, al ver la repercusión que ha tenido la iniciativa, eso me da esperanzas de que esta sociedad se puede salvar.
¿Ha recibido más críticas o más mensajes de apoyo estos días en las redes sociales?
Me he encontrado con mucha gente que apoya el movimiento y que me da las gracias. Y yo no sé por qué me dan las gracias. Las gracias se las tendrían que dar a los que han tenido problemas por llevar falda.
¿Ha podido hablar con Mikel, el joven de Bilbao cuyo caso de bullying fue el detonante de todo?
Sí, sí, me dijo que la movilización del 4 de noviembre había sido un día impresionante.
¿Tiene pensado repetir la experiencia el próximo 4-N?
Repetiré la experiencia, claro. Y este verano iré con un top. Me lo pienso poner. Son muy cómodos y muy frescos para el verano. Ya he ido algún verano con la camiseta arremangada como un top, ¡y no pasa nada!
