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Lletra menuda

La pereza de mantener las cosas claras

Dado que en las casas consistoriales se manejan las cosas de todos y se da por sentado que quienes tienen tal responsabilidad obran en beneficio de la colectividad, deberíamos dar por sentado que no existe reparo en hacerlo desde el escaparate, a la vista y para conocimiento del ciudadano afectado. Sin embargo, pensar de tal modo puede ocasionarnos más de una decepción, incluso al amparo de la ley de Transparencia que obliga a los ayuntamientos.

Calvià e Inca, por detrás de Palma, son los dos municipios mallorquines de más de quince mil habitantes que mayor información y apertura ofrecen a sus administrados. Es una posición, en todo caso, insuficiente para exhibirlos como modelo de cuanto debe hacer un municipio transparente. Según la plataforma colaborativa Dyntra, que analiza estas cosas, en Calvià todavía queda bastante por avanzar en cuanto a información de la oposición y tienen celosa la nómina del alcalde y el importe de las retribuciones por asistencia a plenos. Que no olviden que las pagamos entre todos. En Inca se notan a faltar foros de discusión y las actas de las mesas de contratación. En este plan, no conviene adentrarse en las carencias de Alcúdia que se la sitúa en el 6,5% de transparencia o Llucmajor con el 12,4%. Los destacados, Calvià, tiene el 57,5% e Inca el 41,8%.

Se ha avanzado algo en cuanto a transparencia municipal pero la verdad es que todavía queda mucho, demasiado, por hacer. No es solo cuestión de cifras y datos o un canal de curiosidad. Es el fiel reflejo del modo de entender y obrar en la política y gestión municipal y un instrumento muy válido para implicar a los ciudadanos en la vida pública. Esto es lo que importa de verdad y lo que obliga a abrir todavía más las puertas de los ayuntamientos. En todos los sentidos.

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