Un grupo de caravanistas ha convocado una manifestación el día 11 para protestar contra la nueva ordenanza cívica, según la cual se impondrán fuertes sanciones a las caravanas para evitar asentamientos. La cita será entre las 10 y las 12 horas en plaza Cort. «Mi camper es más que un vehículo, es mi hogar y limitar mi derecho a vivir en ella es negarme la dignidad», recoge la convocatoria. En la nueva normativa se prohíbe aparcar más de diez días seguidos en el mismo lugar y las multas oscilarán entre los 750 y los 1.500 euros.

Los caravanistas se manifestarán el próximo día 11 contra la nueva ordenanza cívica de Palma -

Multas de hasta 1.500 euros por dormir en una autocaravana

«Son sanciones desproporcionadas y ridículas, no podremos pagarlas», defienden Diego, Javier y Pep, tres vecinos de Palma que, ante la emergencia habitacional y los precios de la vivienda, se han visto abocados a vivir en el interior de sus vehículos. Además, sostienen que esta normativa y el hecho de no poder empadronarse incumpliría con la ley estatal, que establece que las infraviviendas como caravanas, chabolas, cuevas o incluso la ausencia total de techo pueden y deben figurar como domicilios válidos en el padrón. «Tenemos derecho a pernoctar, no acampar, en nuestras autocaravanas. Sin embargo, el Ayuntamiento ni siquiera nos permite pernoctar y la policía viene a poner sanciones», señalan los afectados, que también exigen al Ayuntamiento espacios donde poder aparcar sus vehículos sin problemas. El contrato de alquiler al día de pagos que ahora pide Cort para empadronarse ha acabado de acorralar a este colectivo.

Por otro lado, esta ordenanza, aseguran, «no servirá de nada» porque los habitantes de las autocaravanas moverán su vehículo todas las semanas con tal de evitar la multa, lo que provocará que estos vehículos se extiendan por más puntos de Palma, y que sus habitantes pierdan las comunidades vecinales que habían establecido. «Tenemos relaciones incluso más estrechas que en una vivienda normal, porque nuestros patios son las calles, nos conocemos entre nosotros y nos ayudamos», comentan. Diego, Javier y Pep viven en sus respectivos vehículos en un solar alejado de edificios de viviendas y comercios, aunque prefieren no detallar la ubicación por temor a represalias. «Cada mes viene por lo menos una autocaravana nueva», calculan.