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El coche se adueña de los entornos escolares y complica el camino a clase

Vehículos y carriles bici no segregados arrebatan el espacio a los alumnos y ponen en riesgo su seguridad, advierten Vianants en Lluita y la FAPA

Coches, familias y alumnos compiten por el espacio en el entorno del Marián Aguiló. Guillem Bosch

La calle es para los coches, también las que conducen a los colegios. Vianants en Lluita y FAPA Mallorca lideran desde 2021 una iniciativa para evaluar la seguridad de los entornos escolares para los niños y proponer soluciones para convertirlos en espacios seguros. Llevan a cabo grupos de trabajo con los centros escolares, que evalúan la situación sobre el terreno, ponen de manifiesto los elementos de riesgo y los comunican para ponerles remedio.

«El principal riesgo es el tráfico, tanto el volumen como la velocidad. Y la falta de espacio para caminar o llegar en bici», señala Sonia Jichi, portavoz de Vianants en Lluita. «Los propios colegios hacen lo que llamamos un paseo crítico para evaluar los problemas: una acera demasiado estrecha, coches mal aparcados, la ausencia de un paso de peatones o el hecho de que la velocidad de los coches es demasiado alta en según qué momentos», subraya esta activista por los derechos de los peatones.

Este proyecto alcanza a todos los colegios de Mallorca. En el caso de Palma, una docena de ellos se han implicado en estos grupos de trabajo. «Con este paseo crítico valoran qué problemas hay y hacen una propuesta de sus necesidades. Cada centro va a su ritmo, y nosotros facilitamos las herramientas para hacer ese paseo crítico por su entorno con la mirada enfocada en la movilidad peatonal», explica Jichi.

Una vez detectados los problemas, Vianants en Lluita ofrece herramientas para que cada ayuntamiento les ponga remedio. «No somos técnicos, no nos metemos en si un paso de peatones tiene que estar un centímetro más a la izquierda o más a la derecha. Damos propuestas enfocadas a bajar la velocidad o a cumplir la normativa de accesibilidad, que no se cumple en el 99% de los colegios. Las soluciones suelen ser más baratas y sencillas de lo que se puede imaginar», afirma esta experta.

En el caso concreto de Palma, hay varias problemáticas que impiden hablar de entornos seguros para los niños. «Un punto crítico es el acceso al colegio Marian Aguiló, que está en una avenida con cuatro carriles para coches y también tiene un puente peatonal, que es lo menos accesible para los peatones. Ese es un ejemplo de un entorno peligroso para los niños», advierte Jichi.

También hay problemas en la zona colegios, y van más allá de la alta concentración de coches que se desplazan para dejar o recoger a los niños en los centros. «En la avenida Picasso hay un carril encima de la acera precario e incómodo. Cuando salen grupos de niños ocupan todo el carril porque el uso natural de la acera no es ir en fila india. Lo que hay es una acera-bici y no tiene sentido en una zona con tanto movimiento de niños», señala la portavoz de Vianants en Lluita, que reitera uno de los credos de la movilidad segura y sostenible: los carriles bici siempre deben ser segregados para no poner en riesgo a los peatones.

Asimismo, pone el foco en los padres que llevan a sus hijos al colegio en coche. «Buscan protegerles llevándoles en coche, pero al mismo tiempo generan peligro para el resto. Hay que deshacer ese círculo vicioso y actuar con otro enfoque. La mayoría de los alumnos no viven a más de cinco kilómetros de las escuelas», destaca Jichi.

Vianants en Lluita considera que la solución no pasa por proyectos como el desdoblamiento del Camí dels Reis entre Son Rapinya y Gènova porque «ensanchar la calzada atraerá a más coches y agravará el problema».

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