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El tanque de tormentas de Palma ha evitado verter al mar 200 toneladas de contaminantes

En cuatro meses esta infraestructura, que se acompaña de un nuevo colector interceptor de aguas residuales, ha acumulado el equivalente a 122 piscinas olímpicas de aguas fecales mezcladas con pluviales en 17 episodios de lluvias significativas

Interior del tanque de tormentas poco antes de dar por concluidas las obras. | MANU MIELNIEZUK

El denominado tanque de tormentas que se puso en funcionamiento el pasado mes de noviembre ha evitado en cuatro meses el vertido al mar de 425.000 metros cúbicos de aguas residuales mezcladas con pluviales, un volumen de líquido equivalente a 122 piscinas olímpicas.

Por el momento, tal como se indica desde la Empresa Municipal d’Aigües i Clavegueram (Emaya), en los 17 episodios significativos de lluvia que se han registrado entre el 28 de noviembre del año pasado y el 28 de marzo de este no se ha producido ningún vertido a la bahía, tal como ocurría cada vez que llovía antes de que esta infraestructura estuviera en funcionamiento debido a la insuficiente capacidad de depuración de la planta del Coll d’en Rabassa.

El tanque de tormentas, además de evitar estos vertidos recurrentes en los últimos 20 años cada vez que se producía un episodio de lluvia, también ha impedido que se echen a las aguas de la bahía 200 toneladas de contaminantes que son arrastrados tanto por el agua pluvial como por el líquido residual y una vez que se depositan en el tanque caen al fondo por decantación y, en consecuencia, no se vierten al mar.

Esta nueva infraestructura ha sido financiada por el Govern balear a través del canon de saneamiento y ha tenido un coste de 27 millones. El colector interceptor es una gran tubería de dos metros de diámetro y tres de recorrido, que arranca en la intersección de la Avenida Gabriel Alomar i Villalonga y la calle Ricardo Ortega y el tanque de tormentas situado junto a la depuradora del Coll den Rabassa.

Este colector está conectado con otras conducciones secundarias y recoge el agua residual y pluvial de la zona del Llevant de la Ciudad. Llega a la zona en la que se encuentra el tanque de tormentas y la depuradora a través de una estación de impulsión y a una gran arqueta, que deriva el agua que llega hacia la depuradora o hacia el tanque, en función de las necesidades.

De esta forma, cuando se producen episodios de lluvia intensos, el agua pluvial mezclada con la residual se desvía hacia el tanque de tormentas o de laminación con el fin de que el exceso de caudal no colapse la depuradora. Antes de la existencia de este gran depósito el agua sobrante tenía que verterse al mar.

Por su parte, el tanque de tormentas tiene una capacidad para 50.000 metros cúbicos y unas dimensiones de 101,5 por 80,5 metros y 7,4 metros de altura, cuatro de ellos excavados y tres sobre el terreno.

Nueva depuradora y emisario submarino más largo

Esta infraestructura se va a complementar con la nueva depuradora y un nuevo emisario submarino que el Gobierno central construirá junto a la actual, con una capacidad de tratamiento de agua residual que prácticamente doblará a la existente de tal forma que se prevé poder acabar definitivamente con los vertidos de agua residual a la bahía.

La ejecución de estas obras se inició en 2019. Durante 2020, pese a que no se pararon las obras debido a la covid-19, se produjeron problemas de falta de mano de obra y ralentización de los servicios externos ocasionada por las numerosas bajas laborales que se produjeron.

Asimismo, en la recta final de los trabajos se padecieron problemas derivados de falta de materias primas y las dificultades de logística derivada de la guerra de Ucrania. Superados estos problemas de falta de suministro, las instalaciones pudieron entrar en funcionamiento en período de pruebas en al mes de octubre del año pasado y de forma definitiva en noviembre.

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