La fiebre inmobiliaria devora poco a poco el patrimonio singular de Palma. El catálogo de edificios protegidos del Ayuntamiento excluye a muchas viviendas que tras décadas formando parte del paisaje y la historia de un barrio desaparecen por el empuje de las excavadoras. Son un buen ejemplo los cotizados El Portitxol y El Molinar, donde únicamente dos viviendas cuentan con algún tipo de protección. Hay otros dos inmuebles a salvo, aunque no tienen un uso residencial.
La venta por tres millones de euros de una de las últimas casas tradicionales del Portitxol es sintomática. Tal como informó este diario el pasado lunes, la agencia inmobiliaria da al futuro comprador la opción de reformar la vivienda, en Vicari Joaquim Fuster y a pocos metros de la playa, o «derruir toda la propiedad» para levantar un nuevo edificio que no tendrá por qué respetar ningún elemento de la fachada original. Salvo dos excepciones, las casas mallorquinas tradicionales que quedan en el barrio y en el vecino El Molinar pueden correr la misma suerte.
Una vivienda en la calle Manila, en el Portitxol, y otra en Vicari Joaquim Fuster, en El Molinar, son los dos únicos inmuebles residenciales catalogados. Y solo uno de ellos está en primera línea de mar. Se pueden rehabilitar, pero en tal caso es obligatorio conservar la estructura y la fachada. Son casas tradicionales y con historia, la primera construida en 1934 y la segunda en 1940.
Antigua Can Salas
Hay otros dos inmuebles protegidos en esta demandada zona, aunque no tienen uso residencial. Uno de ellos es la antigua fábrica de Can Salas, en la calle Francesc Femenias. Construido en 1881 y conocido como sa Petrolera, fue inicialmente una refinería de petróleo. Hoy el edificio es de gestión pública y acoge una biblioteca y un aula para celebrar reuniones y conferencias. Junto a sa Petrolera hay tres parcelas que disfrutan de una protección ambiental, la mínima. Se trata de unos unifamiliares construidos a finales del siglo XIX para acoger a los obreros que trabajaban en la fábrica.
El otro edificio catalogado es un inmueble ubicado en la calle Lucmajor a la altura del Portitxol, que tiene una fachada racionalista y a día de hoy tiene un uso comercial.
«Nos preguntamos qué va a quedar de la autenticidad de El Molinar si únicamente se garantiza la conservación de tres o cuatro inmuebles», destacó Àngels Fermoselle, portavoz de ARCA. «¿Debemos resignarnos a que desaparezca el encanto del Molinar, con sus casas humildes hasta hace poco, a cambio de nuevas construcciones despersonalizantes con piscina adosada? Creemos que no se puede consentir. Llevamos años luchando porque como mínimo la nueva construcción deba tener criterios tradicionales de acabados en fachadas y cubiertas. Y porque el catálogo incluya más elementos tanto en El Portixol como en El Molinar», añadió.
La portavoz de ARCA alertó sobre la progresiva desaparición de estos inmuebles tradicionales excluidos del catálogo. «En toda la primera linea del paseo de El Molinar y El Portixol únicamente hay un edificio a conservar. Todo el resto puede desaparecer, ya ha pasado con muchos que dentro de su sencillez valían la pena. Es cuestión de tiempo», lamentó Fermoselle.
RED, la inmobiliaria que comercializa la vivienda de El Portitxol por tres millones de euros, señala que «hay mucho interés por la casa de compradores locales, nacionales e internacionales», declaró Matías Munar en el programa Els dematins de IB3 TV. «Si se construye de nuevo, la normativa recomienda hacer una fachada acorde con el entorno, pero no existe una obligación», indicó.
Esta casa tradicional, de 1900 según el catastro, está en riesgo de ser sustituida por una promoción de lujo. Igual que otra vivienda de dos alturas, también enclavada en El Portitxol y también de 1900 que se vende por 2.650.000 euros.
