Una empresa de Valencia ha conseguido dar con una solución para reutilizar las redes viejas de pesca, que se depositan en la basura. En vez de quemarlas, como un plástico cualquiera, ahora se reutiliza el material y se convierte en un banco urbano o en una papelera. El ejemplo de lo que supone la posibilidad de poder reciclar un material antiguo, para darle un uso actual, se pudo comprobar ayer en la inauguración de los ocho bancos urbanos que se instalaron en un plaza junto al muelle de pesca de Palma.

Este proyecto lo desarrolla la empresa Gravity Wave, que lleva ya años logrando dar una vida útil a los elementos de plástico, sobre todo los que dejan abandonados los pescadores. Así se colabora con la llamada economía circular y además de evitar la utilización de nuevos recursos, se logra reutilizar de nuevo los elementos de plástico, que muchas veces ocasionan graves problemas de contaminación.

Esta empresa ha alcanzado un acuerdo con la Autoritat Portuària de Baleares y con la cofradía de pescadores de Palma, que es la que facilita la mayor parte del material de plástico que después se transforma en un modelo de banco para poder sentarse.

Por el uso diario que realizan los pescadores es habitual que tengan que sustituir las redes, sobre todo porque se rompen y ya no realizan su función de pescar. Los pescadores retiran los plomos y los corchos para utilizarlos en las nuevas redes, pero las antiguas, elaboradas con materiales plásticos, las depositan en unos contenedores instalados en el muelle de Palma. Antes este material se quemaba, pero ahora se reutiliza. La empresa Gravity recoge cada cierto tiempo todo el material de plástico que se tira y lo traslada a una planta de la Península. Allí se convierte en un objeto de decoración. La mayor parte se dedica a la fabricación de los asientos de los bancos urbanos, pero también se realizan papeleras y otros objetos de decoración. En Palma, de momento, ya se han instalado ocho de estos bancos, aunque está previsto colocar más en otras zonas portuarias. Este material, a diferencia de los asientos que se realizan de madera, es que no precisan ningún tipo de mantenimiento. . 

Tanto Domingo Bonnín, de la cofradía de pescadores, como Jorge Martín, de la APB, se mostraron muy satisfechos con este proyecto, porque se logra dar salida y reutilizar de nuevo un material ya usado, que hasta ahora se solía quemar en la incineradora.