La Empresa Municipal d’Aigües i Clavegueram (Emaya) baraja como principal causa del socavón de ocho metros de anchura por otros tantos de profundidad que se produjo el lunes por la noche de la pasada semana en la confluencia de las calles 31 de Diciembre, Sant Miquel y Avingudes al colapso de la arteria de aguas residuales que pasa por la zona debido a la obsolescencia de esta canalización, que no pudo aguantar el exceso de volumen de agua residual mezclada con pluvial como consecuencia de las precipitaciones provocadas por la borrasca Juliette.

 Esta hipótesis viene avalada también por el hecho de que los operarios de Emaya estaban investigando la noche en la que se produjo el socavón el origen de una fuga de agua en un aparcamiento suberráneo de una finca, denunciado por los vecinos afectados una semana antes.

 Por este motivo, cuando se produjo el hundimiento de la calzada de la Avenida, que afectó también a una arteria que lleva agua potable situada varios metros por encima del colector de residuales, ya se había cortado el suministro de líquido a esta canalización, por lo que el socavón no se inundó de agua ni las barriadas del centro no se quedaron sin líquido potable en ningún momento, a lo sumo sufrieron perdidas de presión.

 Según esta hipótesis, el colector de aguas residuales que es uno de los más importantes de la ciudad y que discurre por buena parte del subsuelo de las Avenidas, construido en los años 50 a base de una estructura de hormigón de forma oval con más de un metro de altura, colapsó en su parte superior debido al exceso de líquido residual mezclado con las aguas pluviales que circuló por esta tubería en algún momento por la borrasca Juliette. Con posterioridad, cuando se produjo el socavón no había derrame de líquido de esta canalización, puesto que éste circulaba por la parte inferior sin llegar al extremo desgastado por la presión y que tuvo que ser reparado.

 En estas condiciones, se produjo un “lavado” de la tierra situada por encima del colector dejando un hueco entre este y el espacio por el que circula la arteria de agua pluvial. En un momento dado, el peso del asfalto se precipitó sobre el hueco dejado por el agua afectando también a esta arteria.

 El socavón puso al descubierto también una parte de la antigua muralla renacentista, probablemente que formaba parte del foso del antiguo Bastió de Santa Margalida, ya que a escasos 100 metros de la zona en la que se produjo el socavón se encuentran los restos de la antigua puerta del mismo nombre que daba acceso a la ciudad. Estos restos, ya identificados, y controlados por Patrimonio del Consell de Mallorca se cubrieron con una tela antes de proceder al rellenado del socavón, unos trabajos que finalizaron el viernes de la semana pasada restableciendo desde este día el tráfico en la zona.

Quedaba por concluir el restablecimiento del paso peatonal y de la parte central del parterre afectado por el hundimiento, algo que quedó concluido este jueves por la tarde.