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Dan y Andrea, dos jóvenes con autismo en la Fira del Ram de Palma: “Es la primera vez que la feria es un lugar que no estresa”

Varias personas con trastornos del espectro autista disfrutaron este jueves del primer día en silencio de la feria en Son Fusteret. Estas jornadas se repetirán el 21 de marzo y el 5 de abril

Dan, en el Ram.

El silencio no es sepulcral, pero sí suficiente para distinguir los diferentes sonidos que emiten los mecanismos de las atracciones. No hay músicas que se mezclen y emitan vibraciones sin orden ni concierto. Esto no es un un festival del desorden auditivo. “Es la primera vez que la feria es un lugar que no estresa”, admite con media sonrisa Andrea, 23 años, con un trastorno del espectro autista (TEA). Pasea por el Ram, en Son Fusteret, junto a sus padres. Ha aprovechado para hacerlo el primer día sin ruido de este año en la feria. Su rostro está relajado y en él se dibuja una enorme sonrisa. “Cuando hay mucho ruido y se junta con todas estas luces, puedo llegar abrumarme y hasta colapsarme”, explica. “Me ha pasado cuando venía con el instituto y estábamos todos los compañeros”, relata. Las atracciones no le llaman demasiado la atención, “no me gustan las vueltas y que se muevan tanto”, prefiere otro tipo de distracciones, “como pescar patos para sacarlos del agua”.

El ritmo en el Ram ya no invita a vivir al límite como los personajes de Trainspotting. Hablar de calma es osado, pero se percibe un sucedáneo. Los grupos de padres y madres no levantan la voz en sus conversaciones. “Mi hijo Leo tiene autismo y hemos aprovechado para venir hoy porque los ruidos fuertes le alteran”, cuenta su madre, que se ha enterado de la excepción de estos días sin ruido en el Ram - ayer fue el primero, los próximos serán el 21 de marzo y el 5 de abril- por la asociación Autismo Baleares. Su pequeño no se sube ni a la noria, ni al látigo ni a la ranita. “Le da miedo, pero viene a ver la tómbola”. La madre de Leo aplaude estas jornadas sin decibelios, “pero estaría bien que alguna cayera en fin de semana, porque entre semana tenemos muchas actividades”.

Andrea, ayer en el Ram. M.E.V.

Un joven enfundado en uniforme de colegio privado camina arriba y abajo. “Tengo autismo, trastorno obsesivo compulsivo y trastorno por déficit de atención e hiperactividad. Me agobio con los ruidos y cuando hay demasiados estímulos, pero me gusta la feria”, dice Dan, de 15 años. “¿Vamos a hacer la entrevista caminando?”, pregunta. “Me gusta la feria porque me recuerda a un personaje que me encanta, Sonic. Había muñecos suyos por todas partes. También soy seguidor de Disney”, confiesa. Dan está en la feria en el día sin ruido porque necesita relajarse. “En ocho semanas tengo exámenes muy importantes y quiere oxigenarme”.

El adolescente es alumno de una escuela inglesa, la Mallorca International School de Crestatx, en sa Pobla. “Es un colegio exclusivo. En realidad no me gusta demasiado ir a la escuela, pero me encanta el arte y la fotografía. Suelo hacer fotos y exponerlas en el colegio”, cuenta. “Toco la guitarra, la batería y canto, pero de todas las artes con la que más disfruto es el drama, el teatro”, afirma. La música también le apasiona. “No tiene nada que ver que me molesten los sonidos altos y desordenados, la música sigue un patrón, un ritmo, un orden. Me apasiona la música de los videojuegos”, comparte el joven mallorquín de madre italiana y padre inglés. “Vivo con mi hermana gemela, pero ella no tiene autismo”, explica. De momento, Dan no se ha subido a ninguna atracción, pero asegura que le gustan muchas, como el Flic Flac. “A mis amigos les da miedo. No puedo con las que te ponen la cabeza y el cuerpo del revés”. El único momento en que Dan se para durante la entrevista es para hacer la foto. Es consciente de ello y se ríe. Va armado de un buen sentido del humor.

Bea Sánchez y Carlos Flores entran en el recinto de Son Fusteret con sus tres hijos. Su visita a la feria coincide con el día silencioso. “Esta iniciativa nos parece fantástica porque conocemos a nenes que tienen algún trastorno que es muy susceptible al ruido. De hecho, pensamos que el hecho de que sólo haya tres días así para dos meses de feria es insuficiente. Total, a los niños les da igual que no haya sonido, vienen igual a divertirse”, comenta. Del mismo parecer son Lucía Albornoz (15 años), Natalya Andrés (16) y Joan Nuño (16). Aplauden la iniciativa. Les gusta la feria por lo adrenalítica que es. Les une todavía a una infancia que están dejando atrás. Les invade una mezcla de nostalgia y emoción.

Bea Sánchez y Carlos Flores con sus tres hijos. M.E.V.

Cuando uno lleva más de una hora en el Ram sin volumen, empieza a descubrir muchísimos sonidos que quedan escondidos bajo el estruendo de músicas electrónicas y bocinas. Los gritos de los niños en el látigo, cómo el barco vikingo corta el aire, el crepitar de las patatas al freírse o los besos que se dan los coches de choque.

VÍDEO Y FOTOS | Así ha sido la inauguración de la Fira del Ram 2023 en Palma

VÍDEO Y FOTOS | Así ha sido la inauguración de la Fira del Ram 2023 en Palma Pere Joan Oliver/Manu Mielniezuk

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