El desarrollo de la segunda fase del desmantelamiento del poblado de Son Banya, iniciado ayer, sirvió para descubrir un nuevo punto de venta de drogas, localizado en una de las nueve chabolas que fueron ayer derruidas por los servicios municipales. Una casa, que teóricamente estaba cerrada y precintada, pero que en realidad era utilizada por los traficantes como punto de venta de drogas. Mientras se estaba destruyendo la vivienda la Policía encontró varias dosis de cocaína, hachís y marihuana en este inmueble. También se encontró dinero, una báscula para pesar la droga y bolsas para distribuir las dosis de estupefacientes. La Policía ha abierto una investigación para buscar a los responsables de este punto de venta de droga.

El plan para terminar de una vez por todas con este asentamiento estaba paralizado desde el año 2020 por varias circunstancias. Una fue por el desarrollo de la pandemia y el otro porque el Ayuntamiento no disponía de suficientes viviendas públicas para alojar a las personas que ocupaban estas chabolas.

Sin embargo, Cort decidió reiniciar el proceso de demolición y lo hizo ordenando el derrumbe de nueve viviendas. Era la primera vez que se actuaba contra toda una manzana, con el objetivo de que los vecinos no volvieran a ocupar ninguna de estas viviendas, ni tampoco pudieran levantar otras nuevas construcciones. Ante la situación de violencia que se podría producir durante la demolición la Policía Nacional, asistida por la Policía Local, desplegó un importante operativo de seguridad. Los agentes se distribuyeron por los puntos más conflictivos del poblado, sobre todo para proteger a los empleados que derribaban las chabolas y para evitar que vecinos del poblado pudieran protagonizar algún incidente grave. Salvo algún comentario de queja de algún vecino, el desalojo se desarrolló sin ningún incidente.

La Polícia Nacional se despliega en el derribo de nueve viviendas en Son Banya

La Polícia Nacional se despliega en el derribo de nueve viviendas en Son Banya J. F. Mestre y Manu Mielniezuk

El teniente de alcalde del área de cultura y de bienestar social, Antoni Noguera, explicó ayer los detalles de esta nueva fase para lograr el desmantelamiento definitivo del poblado.

Desde que se iniciara este proyecto, un total de 145 personas han abandonado el poblado. De ellas, 97 son adultas y las 58 restantes son menores. «Queremos dar una nueva oportunidad a estas personas para que empiecen un nuevo proyecto de vida», detalló el teniente de alcalde.

Para poder llevar a cabo la demolición de estas viviendas, previamente el ayuntamiento de Palma ha tenido que acudir a los tribunales para pedir el desahucio de las familias que vivían en estas chabolas. Hasta la fecha, más de la mitad de las demandas presentadas, se ha acordado el desalojo de estos vecinos.

Según detalló ayer el Ayuntamiento, de las familias que tuvieron que abandonar ayer sus domicilios, seis de ellas están incluidas en el programa de realojo y de hecho ya disponen de viviendas alternativas. En el derribo de ayer fueron desalojadas un total de 22 personas. Noguera dijo que calcula que al final del próximo año ya se hayan derribado todas las viviendas del poblado y el solar se utilice para fines sociales.