El colector interceptor, junto con el denominado tanque de tormentas, infraestructuras que entraron plenamente en servicio el pasado viernes, han evitado ya que se produzca el primer vertido de aguas residuales mezcladas con pluviales a la bahía de Palma.

Como consecuencia de las lluvias registradas este lunes, según informó Emaya, se recogieron 26.673 metros cúbicos de aguas mixtas (residuales mezcladas con pluviales) a través del nuevo colector, que fueron depositados en el tanque de tormentas y, de esta forma, no tuvieron que verterse al mar.

Se trata de un volumen de agua equivalente a ocho piscinas olímpicas que, antes de que estuviera en funcionamiento esta infraestructura tendrían que haberse vertido en la bahía con el fin de evitar el colapso de la depuradora de aguas residuales del Coll d’en Rabassa. Esta situación en temporada de baño habría provocado la colocación de la bandera roja probablemente en las playas de Can Pere Antoni y Ciutat Jardí, con el fin de impedir el baño hasta que se tuvieran los resultados de las analíticas.

La sucesión de banderas rojas en estas playas, tras un episodio de lluvias, era constante en los últimos años debido a la falta de capacidad de depuración de la planta de tratamiento del Coll d’en Rabassa.

Con la puesta en funcionamiento del colector interceptor y del tanque de tormentas si bien el problema no se resuelve completamente, se espera solventar «entre el 80% y el 90% de los vertidos de aguas mixtas que se han producido hasta ahora.

Tanto el tanque como el colector interceptor entraron en funcionamiento el viernes de la semana pasada, una vez finalizado y superado el período de pruebas. No obstante, según informa Emaya, durante las primeras semanas de funcionamiento se continuará realizando un seguimiento y ajuste de todos los parámetros.

Estas infraestructuras, ejecutadas con una inversión de 24,5 millones procedente del canon de saneamiento, tienen como principal función evitar el vertido de aguas mixtas al mar tras episodios de lluvias intensas.