Palma, una ciudad en la que pasan cosas. Ésta podría ser la conclusión del último foro del ciclo Palma, ciutat de futur que se celebró el pasado miércoles en el Club Diario de Mallorca, y que se centró en la participación ciudadana, la oferta cultural y el ocio. 

Este último debate, organizado por Diario de Mallorca y Ayuntamiento de Palma con el patrocinio de Binter, contó con la asistencia de Claudia Costa, regidora de Participación Ciudadana, Tomeu Arbona, propietario del Fornet de la soca, José Juan Potti, miembro del colectivo Orgull Llonguet; Karolina Kallentoft escritora y periodista sueca residente en Palma, y Miki Jaume, de Trui Espectacles. Moderó la mesa redonda Mar Ferragut, periodista de Diario de Mallorca. Al finalizar el acto se ofreció un cóctel a los participantes con productos del Fornet de la Soca.

Después de tratar cuestiones como la movilidad sostenible y el nuevo modelo urbano en relación con los retos sociales, económicos y medioambientales que se deben afrontar, la última cita de este ciclo puso la mirada en la Palma cultural, festiva y participativa, el momento en el que se encuentra y cuál ha sido su evolución. Desde el colectivo Orgull Llonguet José Juan Potti insistió en que «la fiesta la hace la gente que participa». Aunque pueda necesitar que la organización corra a cuenta del Ayuntamiento, una empresa privada o una entidad, si los ciudadanos no responden, no hay fiesta. En este sentido recordó los inicios del colectivo Orgull Llonguet: «En vez de esperar a que alguien organice la fiesta, participar, colaborar y llevarla a término. Al final, lo que Palma necesitaba es que cada uno pudiera montar lo que quisiera. Lo interesante es que pongas tu grano de arena», opinó. 

Que la manera de vivir y organizar la actividad festiva y cultural ha cambiado lo demuestra el surgimiento de colectivos como Orgull Llonguet, aunque tampoco hay que olvidar actores como las asociaciones de vecinos y las entidades nuevas que están surgiendo y que buscan su espacio. 

Una ciudad activa

«Los palmesanos participan activamente, pero son selectivos», aseguró Claudia Costa. Después del parón obligado por la covid, el objetivo ha sido recuperar la actividad. A ello se han puesto tanto el consistorio de forma unilateral como en colaboración con otras entidades: «Tenemos fiestas y actividades que ya están arraigadas, que ya empiezan a tener una cierta pertinencia y un vínculo con Ciutat», expresó Costa. La regidora comentó con satisfacción que las propuestas para actividades están resurgiendo con fuerza de la mano de todo tipo de entidades: «Si das la mano a una participación más activa, todo coge más fuerza», expresó. 

Miki Jaume, Claudia Costa, José Juan, Potti, María Jesús Riera, Mar Ferragut, Tomeu Arbona y Karolina Kallentoft. MANU MIELNIEZUK

La colaboración público privada es una de las fórmulas que también están dando resultado para mantener una oferta lúdica y cultural estable. Miki Jaume quiso en su primera intervención acabar con el mito de que en Palma, nunca pasa nada: «La oferta cultural es infinita, hay actividad y la colaboración hace posible que haya líneas sostenibles en el tiempo: la administración pública está abierta a escuchar, las asociaciones son muy activas y la empresa privada también». En este sentido Jaume pidió que haya más trabajo conjunto y que se realice una labor más transversal, aunque valoró que «la ciudad tiene una actividad sólida y en crecimiento». 

La necesidad de comunicar mejor

«La oferta es grande durante todo el año. Nada más salir a la calle, hay algo nuevo. Es una ciudad muy rica». Así percibe Karolina Kallentoft Palma, una ciudad «muy viva que ha mejorado» en los últimos años. Sin embargo, Kallentoft mencionó que «el problema es la comunicación. Me pierdo muchas cosas por falta de información». Ver cine en versión original o poder ir a un concierto gratuito en pleno centro de la ciudad, son algunas de las cosas positivas que señaló esta ciudadana sueca afincada en Palma. Por otro lado Kallentoft lamentó lo reticentes que son algunos de sus compatriotas a la hora de acercarse a la comunidad local: «Muchas veces van donde van otros suecos y no prueban los productos locales. Es una pena»

El carácter multicultural que ha adquirido la oferta gastronómica fue una de las ventajas que citó Tomeu Arbona: «Vivimos un momento brillante, hay una oferta de mucha calidad, restaurantes de diferentes lugares del mundo», opinó Arbona. Sin embargo, al mismo tiempo señaló que «se está perdiendo la cocina tradicional, muchas generaciones ya no saben ni lo que es, más allá de lo puramente folclórico», lamentó. En este sentido señaló lo paradójico que es «tener una visión exótica de nuestros productos» y apuntó la necesidad de «tener una relación de proximidad con el producto propio, avanzar hacia una cocina propia contemporánea con un progreso, pero con un sentido». En cuanto a la falta de conexión entre colectivos de diferentes procedencias Arbona señaló que el problema es que «no nos conocemos, las instituciones tienen que hacer un esfuerzo para que las fiestas lleguen a los barrios. Esto generaría riqueza y comunidad».

Durante la mesa redonda surgieron algunos ejemplos de cómo la iniciativa de una entidad puede ser el detonante para una exitosa reacción en cadena. Es el caso de la Ruta del Llonguet un circuito clásico por diferentes panaderías que ha servido para recuperar este panecillo autóctono. José Juan explicó que el colectivo decidió tomarlo como «símbolo, algo que nos conecta con nuestra infancia. Pero quienes realmente acabaron de dar forma a la iniciativa fueron los panaderos». Seguramente, tal y como comentó José Juan el quid se halla en «unir la fiesta a alguna cosa que pueda arraigarla».

Las fiestas de Sant Sebastià

El debate no pudo finalizar sin hablar de las fiestas de Sant Sebastià y cómo ha ido cambiando la oferta festiva relacionada con el patrón de Palma. En este sentido Costa destacó que más allá de los conciertos de la noche del 19 de enero, Sant Sebastià son dos semanas de celebración en las que hay cabida para muchas actividades: «hemos mejorado la calidad de los conciertos. El objetivo es que haya más participación y la covid ha sido una oportunidad para empezar de cero y un punto de partida para reinventarse». Así, señaló la importancia de incluir elementos identitarios y, a través de la fiesta, crear un vínculo con la ciudad al tiempo que se incluye a los nuevos palmesanos en la celebración. En cualquier caso, los participantes coincidieron en la idea expresada por José Juan sobre la necesidad de «vertebrar la fiesta, iniciar una apertura, introducir nuevos actores y que todo el mundo tenga su espacio».