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Acoso en una comunidad de vecinos: «Estamos a punto de explotar»

Propietarios de un inmueble de Can Pastilla acumulan media docena de denuncias contra un matrimonio por insultos, amenazas, comentarios homófobos y grabaciones para intimidarles - «Nos están haciendo la vida imposible», lamentan

Esta comunidad de propietarios de Can Pastilla se ha convertido en un polvorín. | B. RAMON

Una comunidad de propietarios de Sometimes, en Can Pastilla, se ha convertido en un polvorín por el acoso que denuncian sufrir por parte de dos de los vecinos, un matrimonio que lleva años haciéndoles «la vida imposible». Este conflicto se ha trasladado a los juzgados, con casi media docena de denuncias de las que por ahora la pareja ha salido indemne. De hecho, una de las acusaciones se saldó con una condena por amenazas para el denunciante.

«Un día va a haber una desgracia en la comunidad porque la están buscando, y al final los malos vamos a ser nosotros. Estamos a punto de explotar», explican varios de los vecinos en conversación con este diario. El acoso que han denunciado en los juzgados, y que también han trasladado por escrito al administrador de la comunidad, incluye todo tipo de insultos, comentarios homófobos y racistas, amenazas y grabaciones con el móvil para intimidar.

«Aquí huele a marica, habría que matar a la gente como tú. Vamos a conseguir que os echen porque tu marido y tú sois la vergüenza de la comunidad». Esta expresión, que según asegura uno de los vecinos le espetó el acosador cuando coincidieron en el garaje, ha motivado una de las denuncias que está a la espera de ser admitida a trámite.

«Miedo constante»

En total son nueve propietarios que se han implicado en una batalla legal contra el conflictivo matrimonio. Siete de ellos firmaron una denuncia que acaba de ser sobreseída provisionalmente por falta de pruebas. El juez condicionó la reapertura de la causa a la incorporación de pruebas como fotografías y grabaciones.

En la demanda, una vecina denunciaba «vivir una situación de miedo constante» que le había provocado «tener que estar bajo medicación para la ansiedad». Asimismo, esta propietaria reportaba que había dejado de salir a la terraza de su casa «para evitar todo contacto con esta persona» que, explica, «se dedica a poner la música a todo volumen y a pegar gritos cuando tengo visitas para ahuyentarlas».

La comunidad está formada por varios edificios residenciales. En total son 143 vecinos, aunque el problema se focaliza en el bloque en el que vive el matrimonio. Ocupan la vivienda los cuatro o cinco meses de verano porque tienen su domicilio habitual en Palma, por lo que los residentes del inmueble aseguran que solo pueden llevar una vida normal en invierno. «Sufrimos insultos, vejaciones y humillaciones por su parte sin ninguna justificación. Son clasistas, homófobos, racistas, maleducados, violentos y cizañeros», reza uno de los escritos enviados al administrador firmado por siete propietarios del edificio.

Los vecinos temen que la tensión derive en violencia. B. Ramon

Estos vecinos ya son habituales de una comisaría de la Policía Nacional cercana, a donde acuden a reportar los incidentes de los que son víctimas. Sin embargo, expresan su frustración porque hasta la fecha la única condena dictada estos años se dirigió contra una de las víctimas del acoso.

Este residente había superado un cáncer y denuncia que un día se encontró con el acosador en una zona común y le espetó «no te pongas nervioso o te volverá el cáncer». El afectado se revolvió contra él y, aunque asegura que no llegó a tocarle, un juez le impuso una condena por intimidación.

En total han llegado a los juzgados cinco demandas contra la pareja. Los denunciantes señalan que este verano hubo una escalada en el acoso del que son objetos, y temen que en la comunidad acabe por surgir un brote de violencia.

Asimismo, denuncian que a menudo la pareja les asalta en el garaje o en las zonas comunales para increparles por cualquier motivo, por peregrino que sea. Y ponen como ejemplo que en ocasiones baja al garaje y mide con una cinta métrica el espacio que ocupa un vehículo para determinar si sobresale de la línea. «Y si te has salido aunque sean dos centímetros te espera el tiempo que sea para decirte que está mal aparcado», cuenta uno de los afectados.

EL ADMINISTRADOR INICIA UNA ACCIÓN DE CESACIÓN PARA QUE FINALICE EL HOSTIGAMIENTO

Jerónimo García, administrador de la finca de Sometines en la que ha estallado un conflicto vecinal señala que su papel es el de «mediador» y que ha iniciado una acción de cesación para que el matrimonio señalado por el resto de vecinos abandone su hostigamiento. Se trata de un mecanismo con el que cuentan los administradores previo a la interposición de acciones judiciales.

«Me constan divergencias entre propietarios, y se ha iniciado la acción de cesación a la espera de tomar otro tipo de decisiones. Intentamos tomar medidas para que los problemas no vayan a más, pero cuando en una comunidad hay problemas de este tipo nuestro margen de actuación es pequeño», manifiesta García.

«Hemos hecho un trabajo de mediación, y también he hablado con la pareja. Pero a veces no es posible reconducir la situación», lamenta el administrador. «En este caso me consta que hay varios procedimientos en los juzgados, que supongo que se pronunciarán», añade este profesional.

García reitera que tiene la mano tendida para resolver este conflicto: «Es una situación compleja, sobre todo para una de las partes. Para un administrador siempre es incómodo, pero estaremos encantados de ayudar».

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