El Novo Café Lisboa, uno de los locales más populares de Santa Catalina, cierra una etapa este año. El que ha sido propietario del popular negocio durante diez años, Ángel Romaguera, ha anunciado que traspasa el comercio después de un año "extremadamente difícil y complicado".

Según ha explicado Romaguera en las redes sociales del bar, el pasado 28 de octubre decidió "volver a la aventura" después de 18 meses con el local cerrado por la pandemia. Sin embargo, el responsable ha explicado que no desea seguir con el negocio: "Ya no tengo fuerzas, y tampoco tengo ganas por varios motivos", ha aclarado en su publicación.

Al tiempo que ha lamentado "algunas injusticias" que afectan "no solo al Café Lisboa, sino a toda la sociedad", el comerciante ha dado las gracias por el apoyo durante los últimos diez años al frente del mítico bar.

Hasta el próximo 31 de diciembre, día de la gran despedida, el local seguirá operativo a cargo de Romaguera y ofrecerá 'jams', sesiones de micro abierto, conciertos de flamenco y diferentes jornadas de ocio, en la línea de la agenda cultural que suele seguir el bar de copas.

"Habrá celebraciones y risas. Igual algunas lágrimas también, pero seguro que serán de pura emoción y orgullo por haber llegado hasta aquí. Que para eso está un lugar como el Lisboa, ¿no?", ha manifestado el dueño de este icónico bar en la calle Sant Magí de Palma.

Preguntado por este diario sobre los motivos de la decisión, el todavía propietario Novo Café Lisboa menciona dos razones principales. La que tiene más peso es la «inasumible» escalada del precio del alquiler.

La segunda, continúa Romaguera, es más «personal»: «Ya no me identifico con este barrio, no me gusta la transformación que ha sufrido Santa Catalina en los últimos meses». El negocio, alega el comerciante, ha pasado de su clientela habitual, «los residentes y vecinos de toda la vida», a un perfil distinto: «Caras nuevas cada día y muchos extranjeros», describe Romaguera, lo que ha generado una «falta de motivación» para seguir con el negocio.

A partir del próximo año, el negocio se traspasa a unos propietarios italianos que, según ha podido saber este diario, piensan mantener el nombre del bar, aunque se desconoce si continuarán acogiendo actividades culturales como hasta ahora.