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«Si derriban El Bungalow, se perderá la historia del barrio»

Magdalena Bonet y Laura Aguiló lucharán hasta el final por mantener las puertas abiertas del histórico establecimiento de Ciutat Jardí sobre el que pesa una orden de derribo de Costas

Laura Aguiló y Magdalena Bonet, la semana pasada, frente al Bungalow. Guillem Bosch

La historia del Bungalow se remonta a 1912. Ciento diez años después, pesa sobre el inmueble una orden de derribo de Costas que sólo dejaría en polvo y cascotes «un fragmento importante de la historia del Coll de’n Rabassa».

Magdalena Bonet y su sobrina Laura Aguiló son las actuales propietarias del conocido restaurante que lleva abierto 39 años y que es conocido por sus paellas y su terraza. La mala noticia la recibieron a principios de septiembre. Demarcación de Costas decretaba el derribo del establecimiento por motivos medioambientales. «Es lo que ha estado pasando todo el verano con otros chiringuitos», espeta Bonet.

«Es cierto que estamos en una situación irregular. Hemos llegado a este punto porque mi madre y mi tío, quien falleció el año pasado, son personas de otra generación y estaban convencidos de que la escritura de propiedad y el pago de los derechos sucesorios les permitía hacer lo que hacían», señala. «Tenemos la licencia de actividad y el resto de permisos que toca, es cierto que nuestros progenitores estuvieron de espaldas a Costas, que puso estas normas hace relativamente poco tiempo comparado con la historia del Bungalow. Nosotras les advertíamos sobre la cuestión y cuando cogimos las riendas lo tramitamos. De esto hace dos años», relata Bonet.

La licencia se la denegaron hace medio año y la recurrieron. «Nos hizo informe desfavorable el Ayuntamiento y también el GOB. Me gustaría que me explicaran qué daño hacemos, que nos digan si tapamos la vista o impedimos el paso a alguien. A ver qué locales de nueva planta de los que se están haciendo en Illetes están tan integrados en el paisaje como nosotros».

La propietaria relata que presentaron a Demarcación un proyecto, pagaron las tasas, «hicimos lo que toca. ¿Qué sucede? Que nosotros no tenemos los metros de terraza del modelo de aprobación de Costas, nos pasamos, pero por motivos históricos. Que nos impongan una compensación monetaria por ello, lo que sea, pero nosotras no tenemos la culpa de que el establecimiento sea así», apostilla.

Dos vecinas firman contra el derribo en la entrada del restaurante. | GUILLEM BOSCH

Lo que solicita Bonet es que Demarcación haga una excepción en este punto «con los locales históricos y que, aparte del impacto, consideren en sus informes el arraigo y la antigüedad, y que se analice cada caso concreto. Desde Madrid lo que han hecho es pasar el rastrillo», sostiene. «Hay que sentarse y dialogar, entiendo que hemos estado sin papeles mucho tiempo, pero ahora que la propiedad está dispuesta a regularizarlo, qué problema hay», se pregunta. «Pido entrar en la ley, pido pagar», abunda.

Si se cerrara El Bungalow, la propietaria desgrana que se perderían 20 empleados, además de «parte de la historia de todo un barrio. También se pierde un espacio utilizado por los vecinos , ya que en estas plataformas, que también deberían eliminarse, se coloca mucha gente que no quiere arena o grupos de personas que temprano practican yoga», explica. «Aquí ya hay un pequeño ecosistema y ahora somos David contra Goliat, pero vamos a ir a por todas porque no tenemos nada que perder», considera. «Nos han dado seis meses para ejecutar la orden de Costas. Yo me voy a encadenar aquí si es necesario y además hay cola para encadenarse», dice.

«No sé si está pasando esto porque ha cogido en medio del traspaso de las competencias, porque vienen elecciones, porque se ha jubilado gente en el departamento, pero nos vamos a hacer oír en todas partes. Haremos más acciones», promete. De momento, se ha puesto en marcha una campaña de recogida de firmas que asciende a casi seis mil rúbricas.

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