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Aflora un refugio antiaéreo de la Guerra Civil bajo un edificio del Consell

Rescatan del olvido una galería de 30 metros de longitud excavada para proteger a los ciudadanos de bombardeos en un inmueble de la avenida Gabriel Alomar que lleva años en desuso - La institución insular quiere abrirlo a visitas

Cuerpos de palomas que entraron por el conducto de ventilación se dispersan por la estrecha galería subterránea. Guillem Bosch

La elaboración de un estudio para dar un nuevo uso al antiguo edificio de carreteras del Consell, en la avenida Gabriel Alomar de Palma, ha hecho aflorar un refugio antiaéreo de la Guerra Civil. Solo un número reducido de personas conocían la existencia de esta instalación, excavada en 1936 bajo un inmueble que lleva años en desuso.

Es uno de los setecientos refugios excavados en Palma entre 1936 y 1937 para ponerse a salvo de las bombas. Consta de una galería estrecha y alargada de treinta metros de longitud y 1,2 de ancho. Ocupa una superficie total de 36 metros cuadrados y tenía una capacidad para acoger a entre 100 y 120 personas. De pie, porque en este caso no se construyeron bancos como los que hay en otros refugios como el excavado debajo de la sede del Consell en la calle Palau Reial.

«Había quedado en el olvido. Poco antes del verano hicimos un estudio preliminar para dar un nuevo uso al edificio. Pensamos en trasladar aquí las oficinas de la dirección insular de Igualdad y Diversidad, que necesitan más espacio. Y entonces tuvimos constancia de su existencia. Llamamos a un experto y nos confirmó que se trata de uno de los refugios antiaéreos que se excavaron en Palma al principio de la Guerra Civil para protegerse de los bombardeos», explicó Javier de Juan, conseller de Presidencia del Consell.

Un espacio con bancos da acceso al refugio propiamente dicho. | G. BOSCH

De utilidad pública

El experto consultado fue el historiador Bartomeu Fiol, investigador de esta materia y autor del libro ‘Els refugis antiaeris de Palma i la defensa passiva a Mallorca durant la Guerra Civil (1936-1939)’. «Yo ya lo había visitado en 2004 porque me hablaron de él, pero a veces pasa que la existencia de un refugio la conocen tres personas», subraya. «Hay unos 130 refugios públicos y alrededor de 600 iniciativa de particulares. Este se incluye en el segundo grupo», señaló Fiol.

En 1936 el edificio, que permanece en desuso desde hace años, albergaba la jefatura de Obras Públicas de la Diputación. Cuando empezaron las hostilidades se excavó la galería para proteger a los trabajadores de estas dependencias y a los ciudadanos que pudieran estar allí en ese momento para hacer gestiones.

El inmueble fue después la sede del departamento de Carreteras del Consell y más tarde fue cedido a los juzgados, necesitados de espacio. En los últimos años permanecía cerrado y únicamente se utilizaba como almacén. Durante todo este tiempo el acceso a la galería subterránea ha permanecido cerrada y ajena a trabajadores y ciudadanos.

«Hubo muchos bombardeos sobre Palma, algunos muy intensos. Estas construcciones fueron útiles, algunas salvaron vidas y en otros muchos casos sirvieron de refugio. Eran necesarios porque lógicamente no sabías dónde caerían las bombas», explicó Fiol.

El Consell planea dar un nuevo uso a su antigua sede de Carreteras en la avenida Gabriel Alomar. | G. BOSCH

Dos alturas

La instalación que ha aflorado debajo de este edificio del Consell es similar a muchos otros excavados en la época: una galería larga y estrecha con dos accesos, necesarios por si uno de ellos quedaba sellado durante un bombardeo. Sin embargo, tiene una particularidad: un espacio en la parte superior de la galería con dos bancos excavados en la misma piedra para sentarse, y unas escaleras que descienden hasta el refugio propiamente dicho.

«Debió ser un sótano que quizás se utilizaba como primer refugio, pero no está a demasiada profundidad. Siguieron excavando y llegaron a esa galería a seis o siete metros de profundidad que sería la que resistiría un bombardeo. También tiene un acceso en zig zag para que una hipotética explosión en el exterior no pudiese proyectar metralla hacia el interior de la galería», indicó Fiol.

Como todos los que se han identificado en Palma, esta excavación cuenta con un sistema de ventilación. En los últimos años por allí han entrado varias palomas que después no encontraron la salida y sus cuerpos permanecen en el suelo de la galería.

«El refugio condicionará la reforma que haremos en el edificio porque queremos protegerlo y acondicionarlo para poder abrirlo a los ciudadanos», manifestó Javier de Juan.

Las alarmas por bombardeos solían prolongarse durante 30 o 40 minutos. «Por lo general los refugios públicos se pagaban con cargo a una organización que se llamaba la Jefatura de la Defensa Pasiva. En cambio los de iniciativa particular eran costeados por los propios vecinos. Había quien podía pagar una de estas construcciones debajo de sus casas», valoró Fiol.

Patrimonio «Hay que estudiarlo y plantearse su protección»

La directora insular de Patrimonio, Francisca Coll, señaló que en breve su departamento empezará a estudiar el estado de conservación del refugio. «Cuando avancemos en este trabajo, la idea es plantearnos, conjuntamente con el Ayuntamiento de Palma y con la dirección general de Memoria Democrática del Govern qué hacer para darle visibilidad. Y después plantearnos una posible protección», indicó Coll.

«La intención es que sea visitable por los ciudadanos. Nos pondremos a trabajar para que se pueda acceder de forma segura», añadió.

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