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Pensar, compartir...

Pensar, compartir... | Sa Riera, peligro de inundación y muerte

Vertidos de escombros que llegan al cauce de sa Riera. Á.F.

El Torrente de sa Riera atraviesa Palma y sus desbordamientos han dado más de un disgusto a lo largo de la historia. Lo que motiva este artículo hoy es recordar, una vez más, que el mayor peligro actual de sa Riera está localizado en un barrio palmesano: es Secar de la Real. El Ayuntamiento y la dirección general de recursos hídricos están informados desde hace años, pero no actúan porque, tristemente, las prioridades políticas están cada vez más alejadas de las necesidades reales. Ni se aplica control suficiente ni se adoptan soluciones rápidas y este análisis lo podemos aplicar a casi todo, también al caso que nos ocupa.

Los anuncios de lluvias aisladas, pero de gran intensidad, previstas en Mallorca la semana pasada, me habían traído a la memoria las palabras de mi amigo Ricard Terrades de hace casi un año: «Si lo que ha plogut avui a Alcudia-Pollença ho hagués fet per la Real, hi hagués hagut un desastre».

Hacía referencia Ricard al peligro que suponían los vertidos de tierras y escombros producidos durante años, sin que ninguna autoridad lo impidiera, en el margen izquierdo del torrente de sa Riera a la altura de la calle Blavets de Lluc. Es tal la acumulación de residuos, y restos de excavaciones depositados allí, que la orografía del terreno está totalmente modificada y la vertiente sobre el torrente tiene ya una pendiente tan acusada que las lluvias torrenciales, tan habituales en los otoños y primaveras, incluso en los veranos mallorquines, podrían desplazar las montañas de desechos hasta el mismo lecho de las aguas, produciéndose entonces un gran tapón que acumularía el caudal produciendo inundaciones torrente arriba, en un primer momento. Posteriormente, una vez la fuerza de las aguas rompiera la presa, el descenso sería vertiginoso en dirección a Palma y pueden imaginar cómo arrollaría a su paso.

¿Y qué hay aguas arriba del lugar de los vertidos ilegales…? Pues un asentamiento de chabolas, conocido como el Hoyo, que se ha dejado crecer sin iniciativas políticas que ofrecieran alternativas reales y dignas. Pero en Ca na Verda, que es el topónimo tradicional de la zona, el descontrol y la marginación no han acumulado escombros: allí hay personas de carne y hueso que podrían correr gran peligro en caso de que el cielo decidiera abrirse sobre sus cabezas.

Tanto la asociación de vecinos del barrio como ARCA y el propio Terrades hemos avisado a distintos departamentos municipales y del Govern, hemos presentado escritos, hicimos una rueda de prensa in situ, entregamos alegaciones al PGOU de Palma y al nuevo Plan Especial frente al Riesgo de Inundaciones… todo para llamar la atención y evitar el drama. La Defensora de la Ciudadanía también se ha movido, pero, en nada, llega el otoño y ahí siguen las toneladas de residuos sin retirarse ni, como mínimo, ser recolocados convenientemente, en terrazas que amortigüen la pendiente, y eviten los deslizamientos de materiales.

Hace un año alguien abrió una enorme trinchera en el depósito ilegal de escombros para facilitar la salida del agua hacia el torrente. Como se haría en arqueología, pudimos estudiar los distintos estratos de los depósitos en la sección lateral de la trinchera, que sobrepasaba de mucho nuestra altura; se veían zapatos, baldosas, telas y, sobre todo, tierras y restos de obras que esperaban que alguien con dos dedos de frente se decidiera a actuar. Días atrás y con maquinaria, se han removido gran parte de los escombros de toda la zona, aplanando la superficie, rellenando el tramo horizontal de la trinchera y dejando a la vista un enorme surco en pendiente que ya hace llegar hasta el cañizo del torrente muchos metros cúbicos de residuos. Se ven grandes fragmentos de vigas de hormigón entre ellos.

El reconocido hidrogeólogo Alfredo Barón, advertido por nosotros, aceptó hacer un informe en el que ratifica nuestros temores. En el texto se puede leer: «… el lento desmoronamiento del talud de escombros puede ir colmatando el cauce. En caso de lluvias muy importantes de tipo torrencial, propias del clima mediterráneo, se puede desestabilizar el talud, y si se descalza como consecuencia de una riada intensa, producir un deslizamiento que podría provocar un ‘efecto presa’ y como consecuencia, graves efectos aguas abajo y aguas arriba».

Matías Vallés comienza su paseo por el Boulevard del pasado día 21 diciendo: «Córcega fue castigada el jueves con las inundaciones presagiadas para Mallorca el miércoles…», y nos recuerda que hubo muertos y heridos. Tenemos aún fresco el drama de Sant Llorenç, como el periodista también rememora... No deberíamos añadir a la lista más crónicas de muertes anunciadas. 

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