Con la llegada del calor extremo, el Canódromo, que se estrenó a finales de julio, se ha convertido en un terreno seco y con pocas sombras en las que refugiarse del sol.
El presidente de la Asociación de Vecinos de Es Fortí, Salvador Maimó, lamenta que «después de tres años de espera, el recinto se haya estrenado como un secarral, con poca vegetación y hierba seca por todo», pese a que pretende ser uno de los núcleos verdes de la ciudad.
El representante vecinal admite que el calor del verano contribuye a crear un espacio más bien árido, aunque confía en que la llegada de la temporada de lluvias reanime la vegetación de los 16.000 metros cuadrados del recinto. En cualquier caso, coincide con los demás vecinos en que «las espigas y semillas son un problema» que «solo se puede solucionar con más limpieza y mantenimiento en el parque».
El pasado 29 de julio el Canódromo abrió por fin sus puertas, pero se hizo «sin inauguración oficial ni cortes de cinta», un gesto de las autoridades municipales que la entidad vecinal ha echado en falta.
Lo que sí han podido trasladar al Ayuntamiento —a la regidora Neus Truyol, en concreto— es el peligro que suponen algunos bloques de hormigón, dispuestos para sentarse y descansar, ubicados demasiado cerca del cauce del torrente de Sa Riera.
Además, continúa Maimó, después de que Cort lograra conservar y restaurar la acequia histórica que conectaba con el ámbito del Triador, la verja que delimita el parque con la zanja mide poco más de un metro y apenas protege la zona: «Cualquier persona lo suficientemente alta podría pasar y destrozar la acequia que tanto valor tiene», señala el presidente de la asociación, quien también aboga por colocar otra escultura que rinda homenaje a los galgos que corrieron en este recinto.
A la espera del ‘Núvol’
Y es que, hablando de esculturas, el famoso ‘Núvol’ de Albert Pinya todavía sigue cubierto con una lona negra, pese a que la pieza debía haberse desvelado en septiembre de 2019.
Desde entonces se han apuntado varias fechas para su inauguración, pero el ‘Núvol’ no llega y Palma ya lleva años esperándolo.
La idea era que la escultura, que costó a Cort cerca de 17.000 euros, se integrara en el paisaje del bosque como un elemento más, pero a la vez, por su forma y color, captará la atención del espectador y le invitara a un paseo por la naturaleza. Sin embargo, parece que todavía hay que esperar para disfrutarlo.
