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Los comercios de Nuredduna se ahogan en el «despropósito» de las nuevas obras

La nueva zona peatonal, que presenta un retraso de meses, crea grandes dificultades para los locales de la calle que aseguran que el nivel de ventas se ha mantenido igual de bajo desde la pandemia por culpa de las nuevas reformas

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Los comercios de Nuredduna se ahogan en el «despropósito» de las nuevas obras

Mayor calidad del aire, menos ruidos y un nuevo eje verde, que convertiría la transitada calle de Nuredduna en una nueva zona peatonal en la ciudad, es lo que se aseguró hace ya un año atrás. La realidad dista mucho de estas vacías promesas. 

Las verjas se mantienen intactas, rodeando metros de suciedad, malas hierbas y cutrez arquitectónica. Las jardineras que deberían haber albergado grandes árboles y una variedad de arbustos y plantas, se encuentran llenas de hierbajos y tierra sin vida. El parque infantil que se ofrecía como un espacio seguro y divertido para los más pequeños, parece una barata trampa mortal para estos. La supuesta fuente que se situaba en el centro de la calle se encuentra sin funcionar y acumulando polvo. Y la famosa plaza de las Columnas permanece inacabada, impidiendo la apertura de toda Nuredduna.

En pocas palabras, la calle que tendría que haberse convertido en una nueva ruta para atraer transeúntes, aparenta ser un espacio que busca espantarlos.

Nuredduna se ha convertido en una molestia más que en una solución. La zona, totalmente abandonada, y que debería haber estado finalizada hace meses, solo ha creado un problema tras otro para los vecinos y comercios, sobre todo para estos últimos. Los famosos locales de la calle llevan meses tratando de sobrevivir a las dificultades que estas reformas han añadido a sus vidas.

«Es un despropósito, un cúmulo de errores detrás del otro» asegura Mateu Velafer, propietario de uno de estos comercios. «Lo peor es que la calle está terminada, pero la dejan cerrada para poder hacer la gran inauguración con fotos y todo eso» añade Mateu, exigiendo que Nuredduna se ponga en marcha de nuevo y que la gente pueda empezar a utilizar las nuevas instalaciones.

Además, los comerciantes de la zona demandan que las ventas en sus negocios han caído en picado y que, con cada día que pasa, su esfuerzo por permanecer abiertos debe se mayor.

«Estamos de cada vez más hundidos, hemos presentado un sinfín de quejas al Ayuntamiento y ni te contestan» critica Maite, quien asegura que los ruidos y las cantidades de polvo producidas por las obras «han sido insoportables» y que nadie se ha molestado en prestarles atención.

«Hemos notado un montón este desastre. Nosotros empezamos la bajada de la ventas con la pandemia y ahora seguimos igual» asegura la comerciante.

Una inestable situación económica que ya ha provocado el cierre de una cafetería típica de la calle. Un destino que el resto de comercios temen que llegue hasta ellos.

«A mi me vino el propio alcalde a decirme, a la cara, que estas obras iban a ser beneficiosas para nuestros negocios. Esto es una vergüenza, basta ya de mentiras» declara Velafer.

«Yo te puedo decir que el año pasado vendía más que ahora» presenta Mateu Canals, quien no puede creer que su situación fuera casi mejor cuando la pandemia aún marcaba los ingresos económicos de los ciudadanos que ahora, dos años después. «Además, mientras embaldosaban, como no hicieron rutas a lo largo de la calle para que la gente pudiera pasar, tuve que cerrar varias tardes enteras porque no venía nadie» recuerda Canals. Quien además se encuentra preocupado por la posibilidad de que la calle se inunde y se llene de tierra, debido a la «escasez» de rejillas para drenar las aceras frente a las fuertes lluvias que se prevén para otoño.

«Que comparen. Que vean el vídeo que prometieron y lo que nos han dado» pide Pep Ramón, que critica el estado en el que se ha abandonado la zona. «No hay derecho a como nos han dejado, pero creo que a la larga será algo bueno, mientras tanto solo da suciedad y dolores de cabeza» añade el propietario, esperanzado que la mala racha que marca sus vidas, termine siendo lo que prometieron, una verdadera ayuda y zona de provecho.

Nuredduna necesita una sola cosa que todos los comercios ponen en común: que toda la calle comience a funcionar.

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