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El Cinema a la Fresca regresa a Ses Voltes

Una de las proyecciones del año pasado en Ses Voltes Yaiza Rodríguez

Aunque no será por motivos de seguridad debido a la propagación de la covid-19 como en las dos ediciones precedentes, lo cierto es que la nueva edición del programa de Cinema a la Fresca, que tiene lugar de forma ininterrumpida desde 1987 en el Parc de la Mar volverá en esta edición a Ses Voltes. En esta ocasión este recinto ha sido escogido debido a las obras de sustitución del pavimento que se están realizando desde el pasado lunes en la zona del Parc de la Mar en la que habitualmente se realizaban las proyecciones cinematográficas estivales. Se estima que Ses Voltes es un lugar idóneo y que, además, puede considerarse como parte del espacio libre público, por lo que es como si no se cambia de lugar. En esta ocasión, no obstante, no será necesario disponer de entrada previa para acudir a ver alguna de las 18 películas que se exhibirá en la edición de este año, que comenzará el día 1 de agosto, justo después de la finalización de la programación del Atlántida Film Fest, que tendrá lugar entre los días 24 y 31 de julio, cuya celebración que cuenta con una subvención municipal de 25.000 euros. Tal como se contempla en el pliego de condiciones aprobado el pasado mes de abril por la junta de gobierno local para la contratación de las ediciones del Cinema a la Fresca correspondientes al presente año, el 2023 y 2024, el importe máximo de esta actividad ha de ser de 148.749 euros a razón de 49.583 euros anuales, con un total de 18 proyecciones en cada una de las tres ediciones en formato digital y de gama alta «siempre gratuitas para el público asistente».

Grosske ya denunció hace más de una década las carencias de seguridad 

El que fuera diputado en el Parlament por Esquerra Unida, conseller de Trabajo en el primer Pacte de Progreso, concejal en Cort por el mismo partido primero en la oposición y después teniente de alcalde con Aina Calvo como alcaldesa, Eberhard Grosske, ya denunció a su manera, estando en la oposición eso sí, las carencias del edificio de Cort en materia de seguridad. Grosske convocó un día a la prensa en uno de los rellanos de la escalera que da acceso al edificio municipal desde la plaza de Santa Eulàlia y, ente el asombro de todos, «robó» uno de los cuadros existentes en esta zona con total impunidad. Evidentemente se trataba de una acción de denuncia, aunque no sentó nada bien a los responsables municipales y mucho menos a los encargados de velar por la seguridad del edificio. En otra ocasión, coincidiendo con el aniversario de la proclamación de la II República Española, se dirigió al balcón de Cort y colgó una bandera tricolor sin que nadie se lo impidiera, aunque el gesto duró apenas unos minutos, puesto que la enseña republicana fue retirada inmediatamente, pese a no colgar de un mástil sino que fue colocada como si fuera una pancarta. Con posterioridad, y ya con el gobierno municipal de Aina Calvo, se procedió a la instalación de sistemas de controles automáticos de acceso a la zona de alcaldía que, por lo visto, son insuficientes si se quieren mantener las visitas guiadas. 

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