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Santa Catalina, más allá del ruido y las terrazas

«El barrio no es solo bares y tardeo», señalan desde la asociación es Raval u Piden ser zona ORA «para dejar de ser el aparcamiento de Palma», bancos públicos y la remodelación de Pau Casals

Piden la remodelación de la Glorieta de Pau Casals, donde está el centro de salud. | MANU MIELNIEZUK Jaume Bauzà

Santa Catalina no se termina en la calle Fàbrica y es Jonquet. Más allá se extiende un área que plantea reivindicaciones al margen de las terrazas, el ruido y el ocio nocturno. «Nosotros no tenemos esos problemas, aunque empatizamos con los vecinos que sí los tienen y estamos para lo que necesiten porque entendemos que viven una situación inaguantable. Pero el barrio no es solo bares y tardeo, hay otros problemas que se tienen que solucionar», subraya Miquel Vidal, secretario de la Asociación de vecinos es Raval de Santa Catalina.

Expresa su «solidaridad» con Barri Cívic, la asociación que mantiene un pulso con restauradores que incumplen la normativa de ruidos y terrazas, con ciudadanos incívicos y con la turistificación de una zona convertida en uno de los grandes focos de fiesta y ocio nocturno de Palma. Pero reclama atención para los problemas que tienen los residentes de las calles que se extienden por la parte alta del barrio hasta Joan Crespí, que marca la frontera con Son Espanyolet.

Saturación de coches, que habitualmente aparcan en línea amarilla. M. Mielniezuk

Una vieja reivindicación

«Somos el aparcamiento de Palma», lamenta Vidal. «Hace tres años que reivindicamos la ampliación de la ORA a esta parte del barrio. Según me dijo Xisco Dalmau [regidor de Movilidad del Ayuntamiento] está previsto que pueda implantarse a finales de este año», indica el secretario de es Raval de Santa Catalina. Esta área de Palma es de aparcamiento gratuito, pero su cercanía al centro —de pago— y también a la zona de restaurantes y tardeo provoca que tanto entre semana como los festivos muchos conductores saturen la zona buscando aparcamiento.

«Hay personas que van al Corte Inglés y ya llegan a las ocho de la mañana para buscar parking. A veces los residentes tenemos que aparcar por la Clínica Juaneda o el Pueblo Español», lamenta Vidal, que espera que la implementación de la ORA despejará calles ahora saturadas de coches como Villalonga, Monterrey, Murillo, Despuig, Antich o Colubí. Fruto de esta saturación, estas calles y las aledañas soportan un intenso tráfico durante todo el día y es frecuente que los coches aparquen en esquinas, entorpeciendo el paso de los peatones, y en zonas marcadas con una línea amarilla.

Además de implementar la ORA, Vidal espera que a finales de este año empiece una esperada remodelación, la de la Glorieta de Pau Casals, donde se encuentra el centro de salud de Santa Catalina. «Esa reforma es una iniciativa de Cort que en su día nos explicó Angélica Pastor [regidora de Infraestructuras]. Lo que pedimos es que se haga cuanto antes. Queremos que se mantengan los árboles porque dan sombra y están en buen estado. Pero se tendría que cambiar el pavimento e instalar otro antideslizante para que la gente que va al centro de salud, en su mayoría personas mayores, lo hagan con seguridad», manifiesta Vidal sobre una iniciativa que reivindican junto con la asociación de vecinos de Son Espanyolet.

Miquel Vidal, de la asociación es Raval de Santa Catalina. B. RAMON

Contra los bancos de cemento

En conjunto, desde es Raval de Santa Catalina reivindican un barrio «más sostenible» y amable con los residentes. En este sentido, Vidal critica que los pocos bancos públicos que hay en la zona sean de cemento. «Queremos más bancos para que la gente mayor pueda sentarse, y de madera. Eso es lo que yo definiría como una barriada sostenible», argumenta este vecino, y pone como ejemplo de mal urbanismo los bancos de la calle Borguny.

Finalmente, reclama que se tape el cableado que recorre las fachadas de muchas fincas, así como desmantelar algunos postes de electricidad que están en medio de las aceras como el que se levanta en la esquina de la calle Villalonga con Despuig. «Somos conscientes de que esto es más complicado porque implica al Ayuntamiento, a Endesa y a Telefónica, pero se tendrían que soterrar porque suponen un riesgo», señala.

Vidal sí aplaude alguna actuación llevada a cabo en el barrio esta legislatura, en especial la reforma de las calles Barrera, Villalonga y Borguny, que al margen de sustituir las conducciones de agua potable y residuales implicó aumentar la superficie de las aceras, la instalación de suelo drenante y la renovación del asfaltado. «Fue una petición de la asociación y estamos muy satisfechos con el resultado», subraya el secretario de es Raval de Santa Catalina.

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