¿Hay que preservar a toda costa la vista del Castillo de Bellver, símbolo de la ciudad y elemento patrimonial de primer orden, o los pinos más próximos al edificio del último pulmón verde de Palma?

Una de las postales más clásicas de la ciudad, la imagen de la fortificación medieval contemplada desde el Paseo Marítimo, empieza a desaparecer detrás de los pinos, cuyos ejemplares más próximos al edificio han experimentado un notable crecimiento durante los últimos años, lo que ha motivado las primeras quejas ciudadanas de vecinos.

Desde la perspectiva del Paseo Marítimo, la vegetación cubre hoy casi toda la superficie de la fachada y parte del arco ojival que crea el puente de unión entre la construcción medieval y la Torre de l' Homenatge. Solo tres de las cuatro torres que se contemplan desde esta parte de la ciudad quedan completamente a la vista.

Vista del Castillo de Bellver desde el puerto de Palma Miguel Vicens

Lo mismo ocurre si la contemplación del Castillo de Bellver se realiza desde las terrazas del Baluard de Sant Pere, aunque no de una forma tan exagerada. Quedó patente pasado 10 de febrero, cuando un grupo de aficionados a la fotografía y a la astronomía se reunieron en las terrazas superiores del museo para contemplar la alineación del sol con el puente de la Torre de l'Homenatge durante unos veinte minutos antes del ocaso, una coincidencia calculada por el matemático Josep Lluís Pol, que solo se puede contemplar dos veces al año, siempre coincidiendo con la proximidad de los equinoccios de primavera y otoño, a finales de octubre y en febrero.

En esa fecha y durante la contemplación, los pinos cuyas copas tapan el arco impidieron contemplar la alineación del sol perfecta con el puente de la Torre de l'Homenatge, incluso teniendo en cuenta la elevación de la perspectiva con respecto al Paseo Marítimo. El castillo de Bellver está situado sobre una colina a 112 metros. Y la Torre de l'Homenatge posee 33,37 metros de altura.

Algunos vecinos ya se han quejado al Ayuntamiento de Palma de que la altura de los pinos más próximos a la fortificación impiden contemplar la vista más clásica y despejada del Castillo de Bellver, planteando la disyuntiva de si sería necesario preservar la vista más clásica del castillo de Bellver , con todo su perfil arquitectónico a la vista, talando los pinos, si es mejor salvaguardar el bosque a toda costa, como último pulmón verde de la ciudad de Palma.