Las calles del centro de Palma se llenaron este Jueves Santo de devoción y pasión en la procesión de la Sang. Miles de fieles disfrutaron del desfile más importante de la Semana Santa, después dos años sin celebrarse por la pandemia.

Cerca de 5.000 cofrades de las 33 cofradías de Palma recorrieron el itinerario. El desfile lo encabezó la Policía Local Montada, seguidos por los Tamborers de la Sala y un grupo de penitentes libres. Después marcharon las cofradías por orden de antigüedad, empezando por la más nueva, Hermandad Humildad y Paz, creada en 2009.

El punto de partida fue la iglesia de l'Anunciació. Desde allí salió, entrada la medianoche, el Sant Crist de la Sang, la venerada imagen que presidió la procesión. Cinco sobreposats se encargaron de portarlo. Cerca de las 00:30h, empezó a marchar por la Rambla, cerrando la procesión con un rastro de miles de personas tras de sí, entre gritos de "¡Viva!" y "¡Guapo!".

Durante el desfile, un intenso aroma a incienso impregnó las calles; un inconfundible olor propio de la Semana Santa, pues se quema en varias ocasiones a lo largo de la liturgia.

Algunas cofradías aprovecharon la ocasión para homenajear a sus fallecidos, como la Joventut Seràfica de Palma, cuyo paso se adornó con un lazo en conmemoración a su Padre conciliar, Tomeu Pont, y a otros difuntos. Por su parte, el estandarte de la cofradía de los Penitentes de Santiago llevaba unas cintas con los colores de la bandera de Ucrania.

"¡Todos por igual, hasta el cielo, valientes!", alentaban los capataces a los costaleros justo antes de levantar a pulso el paso de la cofradía. Su impresionante coordinación, fuerza y sacrificio no dejaba de emocionar a los asistentes, que aplaudían con devoción y palabras de admiración a la imagen que portaban.

La Benemérita y la Policía Nacional también tuvieron su papel en la procesión de La Sang. Varios guardias civiles salieron con sus mejores galas a marchar con Nuestro padre Jesús Nazareno y con la Hermandad Humildad y Paz. Los policías nacionales hicieron lo propio en los Penitentes de la Sagrada Cena y Nuestra Señora de la Salud.

Por otro lado, las sillas de alquiler brillaron este año por su ausencia. Es una de las medidas por la covid, aunque algunos lo echaron en falta al ser la procesión más larga, y muchos se acabaron sentando en las aceras y bordillos de la calle.

Los puntos con más aglomeraciones fueron la Rambla, especialmente en la confluencia entre la Costa de la Sang y Oms, y el recorrido hasta Jaume III, mientras que la concentración de personas iba disminuyendo en dirección al Paseo Mallorca.