Jero Pérez, propietaria de la Bodega La Rambla de Palma y una persona muy querida por todos los clientes y amigos del local, ha fallecido en Ciutat a consecuencia de un cáncer. La noticia ha provocado una ola de reacciones de pésame y agradecimiento tanto a las puertas del popular local de restauración, que permanecerá cerrado hasta el jueves, como en las redes sociales, donde se suceden las palabras de cariño dedicadas a la persona que fue el alma del negocio.

Hija de Roberto Pérez, el gallego que se convirtió en uno de los pioneros del tapeo en la ciudad, Jero se puso al frente del negocio en el año 1995. "Mi padre nos enseñó que si quieres algo, algo te cuesta, así es que cuando éramos jovencitas, las cuatro hermanas echábamos una mano los fines de semana en la bodega. ¡Cuántas horas hice para comprarme unos Levi's,!", le comentó a la periodista Lourdes Duran en el año 2010 recordando aquellos años.

Aquella muchacha, "con trenzas", reconoció durante la conversación con la periodista que al morir su padre "estaba un poco asustada, porque él era el alma y yo estaba en la sombra" en la Bodega La Rambla. Pero superados aquellos temores iniciales, Jero supo ganarse a pulso, y junto a ella su hermana Carmen, el lugar que ocupaba en un establecimiento cuyo origen se remonta a los años 40, cuando, según contó, "don Toni Ferrer, dueño de Tito´s lo fundó". Después lo cogieron unos hermanos de Camp Redó, el amo Martí, la tía Bel, Joana y Pedro, "que no eran familia, pero así les llamábamos". Fue cuando su padre, siendo todavía muy joven, entró a trabajar en la tasca. Hasta que en 1969 finalmente la compró por dos millones de pesetas, "un dineral que le costó mucho reunir, contó Jero.

Jero Pérez tenía estudios de administrativos. Y su padre, natural de la localidad gallega de Arou, era hijo de un maestro de escuela que llegó a Mallorca con la familia porque su padre ocupó la primera plaza de celador del antiguo hospital de Son Dureta. Antes de entrar de mozo en la bodega, el padre de Jero trabajó en el Rincón taurino y en el bar del Instituto Nacional de Previsión. "Empezó a aprender mallorquín. Pese a querer mucho su tierra, siempre se sintió de la isla", señaló su hija.

La Bodega La Rambla siempre ha contado con muchos clientes ."Sólo hubo un bajón grande en los noventa", recordó Jero Pérez en aquella conversación con Lourdes Duran. "Porque se pusieron de moda las hamburguesas; ahora se vuelve a tapear y es divertido comprobar que los hijos de los clientes de siempre vienen aquí y después les cuentan a sus padres el gran descubrimiento. Alucinan cuando sus padres les cuentan que ellos ya venían ¡cuando teníamos tu edad!", comentó divertida.

En septiembre de 2015, la Bodega La Rambla estrenó su nuevo local en el número 6 del paseo palmesano, con su misma fórmula de éxito desde 1940, tapas y variados tradicionales.

La extinción de las rentas antiguas estuvo a punto de acabar con el negocio. Los dueños del anterior inmueble en mitad de la Rambla no quisieron mantener el alquiler a un precio que se pudiera pagar. De la reforma del nuevo bar se encargó el arquitecto Quico Pou y la decoradora Mireia Vila.

"Me encantaría jubilarme aquí. Disfruto de mi trabajo y de estar con la gente. Esto es vida", aseguró feliz Jero Pérez el día de la inauguración.