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La peatonalización de Nuredduna acelera la compra de propiedades en Pere Garau

El nuevo eje cívico despierta el apetito de inversores de países europeos: «Hemos cerrado un 50% más de operaciones que el año pasado», dicen en la agencia Huading - «Una intervención pública es el motor de la especulación», denuncia un portavoz vecinal

Una esquina muy golosa: "Próximamente peatonal y altamente revalorizable" Manu Mielniezuk

La peatonalización de los 280 metros de longitud que mide la calle Nuredduna ha estimulado el apetito de los inversores y ha puesto en alerta a los vecinos de Pere Garau. Sobrevuela el fantasma de la gentrificación sobre un barrio cuyo mercado inmobiliario se ha recalentado y por primera vez se abre a bolsillos del centro y norte de Europa con un alto poder adquisitivo.

Fang Ji posa ante su inmobiliaria: «No queremos que Pere Garau sea como Santa Catalina». | MANU MIELNIEZUK

«Hace cinco años que abrimos la inmobiliaria y este ha sido el mejor en cuanto a traspasos de pisos», afirma Fang Ji, presidente de la Asociación de Chinos de Balears (ACHINIB) y propietario de la inmobiliaria Huading, en el corazón de Pere Garau. «Probablemente hemos cerrado un 50% más de operaciones y últimamente a ciudadanos de Alemania, Suiza y el norte de Europa. Evidentemente estamos especializados en la venta de propiedades a chinos, pero este año más de la mitad han sido a clientes de otras nacionalidades», explica Ji. «Hay de todo: gente que compra para vivir, para poner el piso en alquiler o como inversión de futuro. Pero esa mayor demanda lógicamente ha subido los precios», añade.

Este empresario estima que el metro cuadrado ha subido entre un 5% y un 6% en el barrio —en la media de Balears—, aunque celebra que los alquileres se hayan contenido. Sabe que Nuredduna se va a revalorizar, y observó las primeras señales hace tiempo. «Se vendieron algunos pisos antes de que empezaran las obras, de propietarios que no esperaron y fueron al mercado con el reclamo de la futura peatonalización. Les debía urgir», señala Ji.

La intervención en la calle va a acelerar unas transformaciones que entidades vecinales empezaron a detectar cuando el nuevo eje cívico todavía era un proyecto. «La inversión publica será el motor de la especulación, lo que significa que todos la vamos a pagar», subraya Nael Falo, portavoz de Flipau amb Pere Garau, entidad que ha formado un frente común con ARCA contra el eje cívico. «La zona se pone de moda y pasará lo que pasó en Santa Catalina. Es legítimo, pero doloroso si se hace con dinero público», añade.

Este activista vecinal, geógrafo de formación, lamenta que la actual intervención en Nuredduna provocará el desplazamiento de los residentes de siempre a la periferia de la ciudad. «Para que haya un proceso de gentrificación primero tiene que haberse producido un abandono de la zona durante años por parte de las administraciones públicas, como es el caso. Y de repente, una inversión millonaria en una superficie que solo supone el 1,4% del barrio. Al concentrar ese importe en una zona tan reducida, habrá una transformación socioeconómica muy importante», argumenta Falo.

Y advierte de que el terreno está abonado: «Según el catastro, cinco de los edificios que se ubican en Nuredduna no tienen propiedad horizontal. Es decir, cada uno tiene un propietario y quienes viven son inquilinos que están en riesgo».

También en Fincas Fiol han detectado la llegada de nuevos inversores a la zona. Sin embargo, no creen que el barrio vaya a sufrir cambios socioeconómicos de calado a corto plazo. «La revalorización de la zona tardará. Pero hay personas que tienen bolsillo para tener capital inmovilizado en un inmueble porque saben que al final eso va a subir de valor. Puedes comprar un piso y mientras tanto ponerlo en alquiler cinco años», valora Carmen Artero, de Fincas Fiol.

«En Pere Garau pasará algo parecido a lo que pasó en sa Gerreria. El barrio fue objeto de una importante intervención, pero los nuevos vecinos tardaron años en ir a vivir allí porque la zona seguía siendo complicada. Podemos decir que ahora mismo es buen momento para comprar, y malo para vender», señala esta experta.

En todo caso, Artero desvincula ese creciente interés de los inversores de la peatonalización de Nuredduna porque «ya tenía muy buena valoración al estar tan cerca de El Corte Inglés y del centro». Su agencia alquila un piso en la citada calle por 1.350 euros, una renta elevada que, aclara, tampoco se relaciona con la intervención: «Es un edificio de nueva construcción, con altas calidades, piscina, terrazas y garaje».

Pere Garau no puede entenderse sin su comunidad china, la más numerosa de Balears con 2.500 ciudadanos del país asiático censados en esta parte del Eixample palmesano. Además de la inmobiliaria, Ji y su familia tienen negocios en la misma Nuredduna y alrededores. En conjunto, los establecimientos regentados por chinos se cuentan por decenas y son mayoría en la vía que se peatonalizará. Ji y su comunidad se han mostrado favorables al proyecto, pero asegura que no les interesa que el barrio siga el mismo camino que Santa Catalina.

«No quiero que mi barrio sea así, quiero que mi hijo se eduque en un lugar diverso y multicultural como ahora», señala. «Y no nos interesa una subida excesiva de precios porque de lo contrario hay chinos que no podrán seguir viviendo aquí. Espero que todo se regule, no hay que pensar en los alemanes o en los suizos, si no en los vecinos que están aquí y trabajan por el barrio como los de Flipau amb Pere Garau », subraya.

La nueva realidad de Nuredduna se manifiesta en la venta de un edificio en la esquina con la plaza de las Columnas —sus inquilinos se marcharon hace pocos años— por 3.600.000 millones de euros. «Ideal inversores o promotores, edificio con carácter ubicado en calle Nuredduna próximamente peatonal y altamente revalorizable», reza el anuncio de la inmobiliaria Illes.

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