Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La muralla y la torre islámicas del Baluard de Sant Pere, la Madina Mayurqa que cae en el olvido

El conjunto declarado BIC se degrada día tras día por falta de conservación del tapial - El Ayuntamiento encargará a la empresa que se ocupa del mantenimiento la elaboración de un estudio sobre su estado

6

La muralla y la torre islámicas del Baluard de Sant Pere, la Madina Mayurqa que cae en el olvido

Uno de los vestigios relevantes de la Palma musulmana (hay muy pocos) es el conjunto formado por la torre y la muralla islámicas del bastión de Sant Pere. A día de hoy, presentan un estado de conservación lamentable. Al final de la calle Pólvora, cerca del museo Es Baluard, llaman la atención de los viandantes las paredes desconchadas, con el tapial totalmente levantado en algunas partes, y múltiples pintadas vandálicas en los muros. Para el ciudadano que pasea por allí la sensación es de que el conjunto, declarado BIC, se deshace; de hecho, es posible divisar dos montículos, que cada vez son más voluminosos, con material terroso que se va desprendiendo de la muralla.

La arquitecta Joana Roca, que dirigió en 1998 las obras de rehabilitación de todo el conjunto y que tiene su despacho a escasos metros de la torre, explicó a este periódico que en diversas ocasiones ha trasladado el mal estado de conservación a Cort.

Desde el Ayuntamiento de Palma confirman a este diario que se encargará a la empresa adjudicataria del contrato de mantenimiento de la muralla la elaboración de un estudio de su estado para ver qué actuación se ha de llevar a cabo. «Dependiendo del tipo de intervención, se podrá ejecutar mediante el contrato o se tendrá que buscar otra vía de financiación», detallan desde Cort.

Las deficiencias en este conjunto histórico son «importantes», detalla Roca, «pero la estructura no corre peligro, no está ruinosa», advierte. «Piensa que se trata de un muro que tiene como tres metros de grosor de tapial y que con el paso de estos años debe haber perdido unos 30 centímetros», calcula.

«Es comprensible que en los meses más duros de pandemia y durante el confinamiento no acometieran una reforma, pero pienso que ahora es el momento de ponerse manos a la obra», cuenta.

El tapial es un material y un tipo de técnica que precisa de un mantenimiento importante y constante en el tiempo en comparación con otros métodos constructivos. «Hay una Catedral muy conocida en la que cada año todos los habitantes del pueblo participan en la tarea de enfoscarla», explica. «Lamentablemente, aquí no tenemos una cultura de mantenimiento de las técnicas ultra tradicionales», agrega Roca. «Para mantener este tipo de tapiales se ha de hacer un plan de conservación y programar esos mantenimientos para que la degradación no avance tanto».

Los vecinos

En la Associació de veïnats del Puig de Sant Pere el estado actual de este elemento patrimonial también preocupa. «Es una cuestión que salió en la última reunión que tuvimos y que trataremos con más profundidad en las siguientes», explica a este periódico la vocal de la asociación Micaela Llull. «De momento, no hemos hecho ninguna petición formal al Ayuntamiento para que intervenga en la torre y en la muralla, pero cuando ha habido alguna visita con algún político sí se le ha comentado de manera informal el mal estado en el que están».

Hace cinco años que ARCA denunció el desprendimiento del muro medieval y se puso en contacto con el Ayuntamiento y con Patrimonio del Consell para que pusieran remedio a los graves desperfectos. A fecha de hoy, el conjunto aún aguarda una restauración.

La torre musulmana del Baluard de Sant Pere se reparó por última vez en 2010, tras permanecer durante varios años cerrada al público a causa de los ataques vandálicos que sufrió en 2002. En ese momento, Govern y Ayuntamiento se pusieron de acuerdo para reparar los daños. El presupuesto ascendió a 47.000 euros.

Fue en 1998 cuando se rehabilitó el conjunto de restos arqueológicos del Puig de Sant Pere, un proyecto dirigido por la arquitecta Joana Roca, con la que se ha puesto en contacto este periódico. Con la intervención quedaron al descubierto elementos arquitectónicos de gran valor. La torre musulmana se abrió al público en mayo de 1999, aunque pocos años después quedó cerrada.

Compartir el artículo

stats