El cuartel de Sant Ferran ha recuperado a uno de sus policías más polémicos, pese a que ha sido condenado a un año y tres meses de prisión por un delito de coacciones en el caso de homofobia sufrido por la hoy concejal Sonia Vivas. Este agente, llamado Alberto Juan, conocido en el cuartel con el apodo de «ferratina» lleva destinado desde hace algunas semanas en el departamento de transmisiones. 

El regreso de este policía ha sorprendido a muchos de sus compañeros, ya que no se entiende que un funcionario que ha sido condenado a un delito doloso, como es la coacción, pueda volver a su antiguo puesto de trabajo, sin que desde el Ajuntament de Palma se haya instado a su expulsión a través de la tramitación de un expediente disciplinario. Más sorpresa añade la circunstancia de que el propio tribunal sentenciador instaba a la Policía Local a la suspensión de este funcionario.

A diferencia de su compañero, Rafael Puigrós, que está ahora en prisión, Alberto Juan ha logrado evitar la cárcel. Ello se debe a que carecía de antecedentes y la pena impuesta no alcanzaba los dos años. El relato que realiza la sentencia sobre su actuación es muy grave, dado que los jueces afirman que los dos policías se dedicaron a perseguir y menospreciar a su compañera Sonia Vivas, por su condición de lesbiana. Alberto Juan también fue uno de los agentes que asistió a la polémica fiesta organizada en el cuartel.