El Govern cree que, vistos los números de los últimos años y el impacto en la isla, cinco cruceros son «demasiados». Esta información está directamente vinculada con las palabras del alcalde de Palma, José Hila, tras afirmar la semana pasada que «cuatro o cinco» sería una buena opción, siempre y cuando no sean todos megacruceros. Eso sí, defiende que renunciar a las embarcaciones mayores puede no ser la mejor opción.

El Ejecutivo balear tiene claro que se llegará a un acuerdo antes de finalizar el año para que las medidas puedan entrar en vigor en 2022 y, de esta forma, controlar las llegadas al puerto de Ciutat. Las últimas conversaciones han sido fructíferas y vislumbran un buen acuerdo.

La plataforma Palma XXI, al igual que el GOB, declara que la llegada de megacruceros es «la expresión de un conflicto entre los intereses económicos de grandes corporaciones globales del turismo de cruceros, contra los derechos de una buena parte de la ciudadanía de Palma». Por ello, denuncian que cuando los cruceros superan cierta envergadura y se concentran varios en un día «empiezan los graves problemas ambientales y sociales que sufrimos ahora».

A principios de año el Govern ya solicitó a la Autoridad Portuaria de Balears que no confirmara ninguna reserva de atraque para cruceros a partir del 1 de enero de 2022. Esta sería la fecha en la que entraría en vigor la nueva norma. La solicitud hablaba solo del puerto de Palma y proponían la creación de un marco de actuación que permitir un «escalonamiento efectivo y real en las escalas en Palma».

El alcalde de Palma ya dejó claro que la negociación no debía consistir únicamente en el número de barcos que llegan al puerto, sino al tipo de embarcaciones que llegan a las costas mallorquinas. «No es lo mismo que vengan barcos de estas características pequeños y medianos o que sean megacruceros», repitió en distintas ocasiones para reflejar que la realidad actual es más compleja de lo que parece.

Otra de las consideraciones que están sobre la mesa para llegar a un acuerdo es el tiempo de estancia de los cruceros en el puerto. En este sentido, las partes están divididas porque existen diferencias acerca de la idoneidad de tener embarcaciones con base aquí o solo permitir que recalen en Palma. Los implicados creen que los beneficios reales provienen de los barcos que tienen su base habitual en la isla, porque eso supone un gasto mayor de los turistas en los comercios y hoteles mallorquines.

La naviera MSC denegará la entrada a los no vacunados

La compañía de cruceros, que opera en Palma, comunicó ayer que, a partir del 4 de diciembre, ningún pasajero podrá subir a bordo sin tener la pauta completa de vacunación contra el coronavirus. Además, los pasajeros deberán realizarse un test antes de embarcarse. Estas medidas afectarán a todas las rutas de la compañía que realiza en el Mediterráneo. Con esta decisión, la empresa iguala las condiciones respecto a otras regiones donde tenían exigencias más duras. «La salud y la seguridad son nuestra prioridad número uno», explicó el actual gerente.