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Vecinos de la plaza Major esperan a que Cort repare el ascensor desde hace siete meses

Francisca Solivellas, en silla de ruedas, y Marta Jaume, con una de sus hijas enferma, se quedaron plantadas ante el elevador

Marta Jaume, con su hija pequeña, Ariana, y Francisca Solivellas, ayer, esperando en vano a que el ascensor de la plaza Major se pusiera en marcha. | MANU MIELNIEZUK

Siete meses llevan esperando los residentes en la plaza Major a que el ayuntamiento de Palma arregle el ascensor que conecta con la Rambla. Desde el departamento de Accesibilidad les habían asegurado la pasada semana que ayer a las once de la mañana estaría funcionando y que un técnico municipal estaría allí. Pero no fue así y dos de las vecinas que más lo necesitan para su día a día, una en silla de ruedas y otra con una niña pequeña enferma de leucemia, se quedaron esperando, indignadas por la pérdida de tiempo y las falsas esperanzas.

En el mismo día en que se anunció que Palma es finalista del Premio Ciudad Accesible 2022 convocado por la Comisión Europea, Francisca Solivellas se quedó plantada, esperando que el ascensor de la plaza Major funcionara. Esta mujer se mueve en silla de ruedas y para ella, como para quienes llevan carrito de bebé, que el ascensor de la plaza Major funcione es una cuestión vital, más desde que las escaleras mecánicas de las galerías comerciales están fuera de servicio. Por ello, desde abril, cuando se estropeó el elevador, ha llamado insistentemente al Ayuntamiento para que lo reparen. El pasado viernes le aseguraron que ayer estaría en marcha e incluso quedaron con ella a las once de la mañana, según contó a este diario. Pero a esa hora, ni el ascensor funcionaba, ni se presentó nadie a darle explicaciones, pese a que operarios de la empresa de mantenimiento estaban trabajando en él en la planta baja.

«Estoy muy indignada», declaró esta vecina de la plaza Major, a quien la avería del ascensor le obliga a dar una vuelta «enorme» para poder ir a la cercana clínica Rotger, por citar un ejemplo. «Lo más grave es que están incumpliendo la Ley de Accesibilidad. Hay una normativa de Palma, que la han creado ellos y no la cumplen. A cualquier empresa privada, si no cumple una norma, la denuncian y la multan. Al Ayuntamiento nadie le puede hacer nada», se quejó Solivellas.

Al contrario de lo que les habían dicho, a media mañana, ni el ascensor funcionaba, ni nadie de Cort acudió allí

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También Marta Jaume Mateu y su familia necesitan el ascensor. Con tres niñas pequeñas, una de ellas con leucemia diagnosticada recientemente, el elevador les permitía llegar al aparcamiento, también del Ayuntamiento, donde tienen plaza propia de parking y su vehículo. «Desde abril, cada vez que cogemos el coche, para ir al hospital, para salir a comer con las niñas, y vuelven dormidas, tenemos que dar la vuelta por la Costa de sa Pols... Y si no, por las escaleras. Y es complicado. Hasta ahora podíamos, porque estábamos sanos, pero desde este verano no estamos tan sanos y ella ahora está muy bien [refiriéndose a su hija más pequeña], pero hay días que llega dormida y yo no la puedo subir... Es muy difícil», añadió esta vecina.

Al igual que Solivellas, Marta Jaume aseguró ayer que también había llamado al Ayuntamiento, había presentado quejas y formaba parte de un grupo de residentes de la zona centro que ha reclamado «por activa y por pasiva» la reparación del ascensor. «Creo que más activos no podemos ser», añadió al respecto su vecina, quien años atrás propuso a Cort que sustituyera las escaleras mecánicas que conducen a las galerías de la plaza Major por rampas.

Sin embargo, a estas alturas, con el aparcamiento y las galerías en manos de Cort, pero sin fecha para que se reformen, Solivellas no tiene esperanza de que la situación mejore.

Y menos cuando ayer se quedó esperando frente al ascensor. «Con la Oficina de Accesibilidad es muy difícil hablar, no es nada accesible desgraciadamente. Cuando llamo, se cuelga antes de que me contesten. Y mucha amabilidad, pero no quiero palabras, quiero hechos», lamentó ayer Francisca Solivellas.

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