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Murales, del arte con mensaje al decorativo

Las grandes pinturas irrumpieron hace años en el paisaje de Palma, por la necesidad de los artistas de mostrar su trabajo, pero también con proyectos encargados por instituciones públicas y otros de iniciativa privada

Grip Face fue contratado por Cort para realizar esta obra en un parking. B. Ramon

Ocupan muros, edificios enteros, gradas de parques... Los murales hace años que forman parte del paisaje urbano de Palma y van a más. Quienes se dedican profesionalmente a ello van sumando proyectos, aunque no siempre tengan buena acogida y tampoco se den las oportunidades que otros reclaman.

Para el Ayuntamiento, los murales son un recurso para dar vida a superficies de hormigón y para evitar pintadas vandálicas, ya que, por lo general, allí donde hay una obra de estas características no se realizan otros grafitis. Con esa teoría, el área de Infraestructuras proyecta instalar muros en el parque de sa Riera para que los grafiteros tengan un lugar donde expresarse.

En ese mismo parque, por encargo del Ayuntamiento, Joan Aguiló ha realizado un gigantesco mural en el anfiteatro, donde el artista ha jugado con el efecto visual del 3D y ha creado un campo de margaritas. Es el autor de bastantes pinturas de grandes dimensiones en la ciudad, alrededor de una decena, tanto por encargo del Consistorio como por iniciativa privada. «El muralismo, a nivel mundial, hace tiempo que cogió fuerza. Cuando empecé, por aquí no había esta inquietud y costó arrancar proyectos, pero después, la gente entendió el porqué de este movimiento europeo», explica Aguiló, quien se considera afortunado por el trabajo que realiza y por poder organizar el festival Saladina en Can Picafort.

Este mural ya se ha eliminado tras las quejas ciudadanas.

Quien da por finiquitada esa etapa de plasmar su obra en espacios públicos de Palma es Grip Face, quien estos días prepara una exposición en Bilbao. Nacido en Son Ferriol, en 2018 realizó el mural The indoor obstacles between the past and the present seen from the outside, que da la bienvenida al aparcamiento de Marquès de la Sénia, cuando el Ayuntamiento aseguró que apostaba por el arte urbano como forma de expresión artística y de dignificar espacios. Ahora, Grip Face no oculta su desencanto con la gestión municipal en arte urbano. «Cada vez me interesa menos», afirma. El detonante de esa decepción fue la multa que le impuso el propio Ayuntamiento por pintar en una pared tapiada de la calle Pablo Iglesias, un chaflán degradado. Lo paradójico del caso no son los 600 euros de sanción a un artista reconocido y contratado por la misma Administración, sino que esa intervención siga intacta más de año y medio después y haya sido incluida en el mapa de arte urbano de PalmaJove, organismo que depende del Ayuntamiento.

«Llevo muchos años intentando que me den una fachada en Palma, pero por lo visto es muy complicado», explica Gracia de Juan, otra artista con años de carrera, que incluso ha impartido talleres del programa Palma Educa y ha colaborado con Cort para conmemorar el 8M o para promocionar la diada Treu la Llengua. «Hay un momento en el que los artistas, para tener visibilidad, tenemos que hacer murales de artista», reivindica De Juan, quien lamenta que «los grandes murales se los llevan hombres y hombres que no son de aquí».

Obra de Gracia de Juan en la carretera de Valldemossa.

«Los artistas crecemos con las oportunidades y pintando, con paredes grandes, con formatos de grúa», insiste esta mujer, que se formó en el grafiti y pintando en la calle. Defiende que «aquí hay gente verdaderamente muy buena, que ha hecho cosas muy potentes». Pone como ejemplos a Grip Face y a su hermana, Fátima de Juan, «que lo están petando» y participan en ferias internacionales, pero sin que les lleguen grandes intervenciones en Palma, donde ella misma se ve encasillada en la categoría de taller-mural.

El edificio de la calle Aragó, pintado por Llum Miranda y Daniel Reglero.

«Palma, siendo una ciudad de casi medio millón de habitantes y con tantas cosas que aportar, tendría que estar llena de paredes pintadas, y no solo de artistas locales», insiste. Gracia de Juan, que se inspira en la mitología y en los símbolos del matriarcado antiguo y que se define como «feminista», considera que los murales por encargo no son arte urbano, lo califica de «arte decorativo».

Transformar un espacio público con un gran mural también puede resultar conflictivo, incluso un error. Ejemplo de ello es el mural que el Ayuntamiento autorizó y que cambió por completo la apariencia de la puerta del parque de ses Veles, hoy ya restituida tras las protestas vecinales.

Las margaritas gigantes de Joan Aguiló en el parque de sa Riera.

La opinión de la artista Llum Miranda es que los murales «dan vida» y permiten transformar un lugar sin tener que realizar obras. «Puede ser algo efímero o quedarse para más tiempo. Todo es válido, aunque algunos te gusten más o menos», dice.

Junto a Daniel Reglero, Miranda lleva meses trabajando en un edificio de la calle Aragó, donde durante décadas existió Viveros Sastre. Ahora, las flores visibles son las de grandes dimensiones que ellos han pintado en la fachada del edificio en construcción. Dentro de lo que quería el cliente, la ilustradora asegura que han tenido «libertad» en este proyecto, que va avanzando a medida que lo hace la obra.

Murales, | B. RAMON

Multado

Grip Face fue multado por el Ayuntamiento por pintar en este chaflán sin autorización. Pese a ser sancionado, el mural sigue intacto en la calle Pablo Iglesias y, además, figura en el mapa de arte urbano de Palmajove.

Multado por esta intervención.

Artmadams

Cort ha dado de plazo hasta el próximo día 30 para que el hotel Artmadams elimine el mural de José Luis Mesas. La Comissió de Centre Històric ha rechazado que se legalice por un ser edificio racionalista de Guillem Forteza «de gran valor arquitectónico».

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El Hotel Artmadams ya muestra el mural de Mesas B. Ramon

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