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El Molinar: dos mundos muy diferentes en un mismo barrio

Espiral y Consistorio realizan el diagnóstico de esta zona y otro del Coll d’en Rabassa

Presentación del diagnóstico social. ESPIRAL SERVEIS JOVENTUT

En el barrio de El Molinar existe una barrera interna, que separa a la gente trabajadora y a la gente que ha invertido en esta zona. Este es parte del diagnóstico comunitario que ha realizado la entidad Espiral Serveis Joventut, con la colaboración del ayuntamiento de Palma. En este análisis han participado familias, asociaciones de vecinos, servicios sociales y ha evidenciado la necesidad de contar con más espacios de uso público y más actividades dirigidas a los jóvenes.

El diagnóstico del Projecte d’Intervenció Comunitària sobre El Molinar refleja que el sentimiento de pertenecer e identificarse con el barrio está en decadencia, mientras que desde fuera se observa un proceso de cambio, acorde a la nueva zona «de moda».

Entre otros problemas de convivencia, destacan la dificultad para acceder a una vivienda, la especulación e inversión inmobiliaria y la falta de integración de la población recién llegada.

«Hay dos zonas claramente diferenciadas, la zona de gente trabajadora y la parte de gente que ha invertido. Y es un contraste. Son dos mundos diferentes. Es como una barrera», resalta el diagnóstico de El Molinar. También destaca que existen diferentes asociaciones vecinales pero que están divididas.

Xavier Torrens, director de Espiral, considera que este estudio de la realidad social del barrio «es el documento más completo que se ha realizado desde hace mucho tiempo, en más de diez años, y además diferencia entre El Molinar y el Coll d’en Rabassa.

El diagnóstico refleja que existe una estética costera, con un entorno privilegiado, pero también «una saturación de la primera línea y un sentimiento de invasión».

En cuanto a lo que opina la ciudadanía y los profesionales que y trabajan en el barrio, el informe destaca que consideran que hay una oferta deportiva privada y de elevado coste y, en cambio, faltan espacios abiertos y gratuitos. También sufren el problema del tráfico de coches en la calle Llucmajor.

El estudio recoge también los efectos del confinamiento sobre los escolares, en los que ha detectado falta de hábitos de trabajo, falta de motivación y esfuerzo; miedo a salir de casa y una ausencia de relaciones entre iguales.

También ha habido un aumento de los casos de absentismo y otros problemas.

La realidad del Coll

Otro de los diagnósticos que ha realizado Espiral y el Ayuntamiento es el del Coll d’en Rabassa. En este caso, la pandemia ha provocado un aumento de las situaciones de necesidad, la mitad de ellas por problemas económicos.

También la población del Coll demanda más espacios públicos saludables «y menos bares».

Pese a que cuenta con muchas instalaciones deportivas, el diagnóstico evidencia que la mayoría son privadas y de elevado coste.

Tras estos diagnósticos, que fueron presentados hace unas semanas, en este mes ya se han programado reuniones para traducir las necesidades en acciones concretas», explica Torrens.

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