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El parkour pide paso en Palma

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El parkour pide paso en Palma Guillem Bosch

Un joven salta entre los tejados de unos edificios de gran altura. Otro opta por las vías del tren para lanzarse entre los andenes. Después suben sus arriesgadas actuaciones a las redes sociales y se hacen virales. Esa es la imagen frecuente que circula sobre la práctica del parkour, una disciplina física que consiste en trasladarse de un punto a otro de la manera más sencilla posible adaptándose a las exigencias del entorno con la sola ayuda del cuerpo. El vandalismo y las actuaciones temerarias aparecen habitualmente asociados a esta actividad. (Vea aquí la galería).

Sin embargo, chavales palmesanos que la practican quieren alejarse de esa imagen estereotipada aunque son conscientes de que muchos padres prohíben a sus hijos el desarrollo de estos ejercicios para evitar su exposición a situaciones arriesgadas. Jan Ladinik, Álvaro Bosch, Marcel Nadal y Adrián Fernández han convertido el parkour en una forma de vida. Definen esta actividad como «un riesgo controlado que te ayuda a conseguir confianza en ti mismo conociendo tus límites».

Palma es el escenario de sus movimientos y todavía reciben insultos cuando botan entre paredes. Consideran que Palma «es una ciudad ideal para esta especialidad porque ofrece una gran variedad arquitectónica». «La disposición de los muros y su altura se ajustan a un nivel normal», precisan.

Las pistas de Son Moix, el parque de sa Riera, las murallas que rodean la Catedral, los desniveles presentes en s’Hort del Rei, frente al edificio de Gesa o la Torre d’en Pau, en el Molinar, son algunos de los espacios preferidos por los practicantes del parkour. Todos estos espacios son accesibles en autobús y reúnen los requisitos necesarios para ejercitarse en esta especialidad.

Forman parte de un grupo incipiente compuesto por setenta miembros en Mallorca con edades que oscilan entre los 13 y los 18 años. El más veterano, Jan Ladinik, de 32 años, enseña a Álvaro (18), Marcel y Adrián (15) a preparar sus cuerpos para ejercitar esta actividad «de manera sana y sin hacerse daño».

Al recordarle el reciente caso que se hizo viral en las redes sociales de un joven de Barcelona que saltó los andenes del metro en marcha y al que vincularon con el parkour, Ladinik no lo duda: «El 99% de aquellos que adoptan esta actitud nunca han practicado esta disciplina». «La gente piensa que somos unos locos. Duele que nos llamen vándalos. Existen muchos saltos que queremos hacer pero el riesgo no compensa. No vale la pena arriesgarse a saltar por los tejados. Se necesita una preparación previa».

De hecho, estos jóvenes autodenominan el parkour como una «disciplina de impacto» ya que no solo es esencial el entrenamiento preliminar sino repartir el choque corporal. Por ello, dedican gran parte del tiempo al ejercicio físico y a conocer su cuerpo en profundidad.

«Descubrí esta disciplina en Youtube y salí a los parques de Palma para empezar a practicarla. Cada comunidad de seguidores tiene su propio estilo»

Adián Fernández - Miembro de la comunidad Parkour de Mallorca

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«En el parkour hay una motivación mental. Debes conocer tu cuerpo y no forzarlo. Se ajusta a la persona y su forma física. Muy pocos saltan en altura»

Álvaro Bosch - Miembro de la comunidad Parkour de Mallorca

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Una disciplina de impacto

Al principio, son habituales las lesiones como en cualquier actividad física aunque aseguran que desde que existen los tutoriales de Youtube es posible un entrenamiento más seguro sin tantas contusiones. De este modo, es básica la preparación física y mental. Álvaro Bosch define esta actividad como un control del movimiento: «Hay una motivación mental que consiste en conocer tu cuerpo y no forzarlo. El parkour se ajusta a la persona y a su forma física. Muy pocos saltan en altura». Bosch tuvo su primer contacto con esta disciplina tras jugar a la serie de videojuegos Assassin’s Creed. Trató de probar uno de los movimientos clásicos del parkour, se sintió cómodo y entró en contacto con la comunidad de seguidores de esta disciplina en Mallorca.

Su amigo Marcel Nadal lleva más de dos años practicando esta disciplina con sus amigos. Le gusta saltar, el deporte en general, los desplazamientos y encontró en el parkour la actividad que se ajustaba a sus gustos. «Me ha ayudado a conocer mi físico y mis límites», reconoce. Su compañero Adrián Fernández descubrió esta modalidad durante su infancia en los canales de Youtube y salió con su primo a los parques de Palma para empezar a saltar. Considera que cada comunidad de seguidores de parkour tiene su propio estilo, que intenta perfeccionar.

«Piensan que somos unos locos y unos vándalos. Existen saltos que queremos hacer pero el riesgo no compensa. Es necesaria una preparación previa»

Jan Ladinik - Miembro de la comunidad Parkour de Mallorca

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«Me gusta saltar, el deporte en general, los desplazamientos. El parkour me ha ayudado a comprender en profundidad mi físico y mis límites»

Marcel Nadal - Miembro de la comunidad Parkour de Mallorca

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Cuando llegan a un espacio que se ajusta a sus necesidades, buscan muros gruesos y que no resbalen para evitar las caídas. Jan Ladinik sostiene que aprecian los muros de Palma. «Conozco lo que aguanta un muro. Si un sitio no es estable no lo tocamos. Duele que nos llamen vándalos. Un muro no le importa a nadie y, sin embargo, aporta mucho a los jóvenes practicantes del parkour porque les ayuda a conocer sus límites y evitan que pierdan el tiempo bebiendo o drogándose». Mantiene que los padres deberían conocer lo que ofrece el parkour antes de prohibirlo a sus hijos por desinformación.

La solidaridad entre sus miembros es otra de las características destacadas de la comunidad de parkour de Mallorca. Suben vídeos de sus actividades a Instagram y mantienen contacto con otros grupos de la península y países como Suiza y Alemania. Cada grupo cuenta con su propio estilo. La filosofía de vida del parkour que atrapó a estos jóvenes palmesanos la sintetiza Jan Ladinik: «Ha dado sentido a nuestra vida y disciplina. Nos ha proporcionado autocontrol y confianza».

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