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Las viviendas de madera despuntan en Palma

Diferentes proyectos en marcha tienen este material como principal elemento constructivo

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Construcción de viviendas en madera en la calle Llucmajor del Molinar B. Ramon

Varias obras diseminadas por la ciudad refrendan lo que empresarios que trabajan en la isla afirman, que la construcción con madera se ha disparado y los proyectos van sucediéndose. Una edificación mucho más rápida y un hogar más confortable, con un gasto energético casi nulo, es lo que proporcionan este tipo de casas y pisos, en los que se emplea materia prima procedente de bosques de gestión responsable, importada principalmente del Norte de España y de otros países.

En El Molinar se está levantando un edificio plurifamiliar de cuatro plantas con una estructura totalmente de madera contralaminada o CLT. Será el más alto de este tipo en Baleares y contará con certificación passivhaus. Los vecinos de la zona se asombran por la rapidez con la que se ha alzado, en la calle Llucmajor. Mañana -calcula la empresa que lo construye- puede que esté acabado el esqueleto del inmueble, diseñado por el arquitecto Joan Bonet Cifre. Las once jornadas de trabajo previstas quizás queden reducidas a solo diez. La diferencia de tempos con la construcción convencional es abismal, ya que de otro modo se habría tardado unos dos meses y medio en edificar esa estructura, estima Pere Linares, portavoz de House Habitat, la firma especializada en construir con madera que trabaja en él.

Linares reconoce que «un edificio así, de madera, choca», tanto aquí como en la península. El asombro que despierta ahora este edificio en El Molinar ya lo vivió en 2016 cuando su empresa levantó otro de cinco plantas en el barrio de Gràcia, en Barcelona. «Los técnicos vieron que era posible construir en altura y en madera. Los arquitectos que lo visitaban hacían el ‘zapateado’ para comprobar que aguantaba», comenta.

El de El Molinar no es su único proyecto en la isla, ni el primero en el archipiélago. En Eivissa construyeron Can Tanca, una vivienda unifamiliar que fue la quinta en el mundo en obtener el certificado Passivhaus Premium. Pere Linares habla sobre la construcción en madera y las certificaciones passivhaus mientras inspecciona un campo donde el arquitecto Llorenç Brunet planea quince viviendas y con una reunión a la vista para otro proyecto de Nacho Salas, explica. «Estamos trabajando mucho. Con la pandemia nos asustamos por lo que pudiera pasar, pero ha sido al contrario. La gente, con el teletrabajo, se ha dado cuenta de que no tiene que ir a la oficina o estar metida en un piso. La gente busca una vivienda más saludable, más luminosa...», relata Linares.

En cuanto al impacto ambiental, los expertos en bioconstrucción remarcan que la madera es un recurso natural, renovable y reutilizable, con una mínima huella de carbono en relación a los materiales convencionales. Además de absorber carbono durante el crecimiento de los árboles, la madera lo almacena incluso ya construido el edificio. En el caso del que levantan en El Molinar, el inmueble retendrá un volumen de CO2 equivalente a 37 piscinas olímpicas, según los cálculos de la constructora.

En Palma están trabajando empresas con sede en otras comunidades y que han montado delegación aquí, pero también hay empresas locales que se han especializado. Un ejemplo, el polígono de Son Morro acoge Wood Factory Mallorca, la que se anuncia como «primera fábrica de casas ecológicas y sostenibles» de la isla.

El arquitecto Alberto Carreras Gumá ha diseñado para la promotora Tsadkiel un edificio de once viviendas en el Amanecer que se ha construido con paneles de madera prefabricados y que estará finalizado en verano. Comenta que ya le han contactado para otro proyecto en el que se baraja utilizar madera. Cuando se le cuestiona la fiabilidad de esta opción, recuerda que «hoy día perduran forjados de madera con siglos de antigüedad» y que los avances técnicos permiten preparar el material para protegerlo de humedades y plagas.

También en El Molinar está trabajando EcoMallorca, montando otra casa con estructura de madera. José Salas y Ovidiu Codrescu empezaron a trabajar con entramado ligero de este material en 2018, construyendo la casa del primero. «No nos conocía nadie. Ahora da miedo. Nos conoce un montón de gente, por suerte», cuenta este empresario. La temperatura estable, nada de humedad interior, silencio, un aire purificado y muy poco consumo energético son algunas de las bondades que enumera Salas de su experiencia personal. «La sensación de comodidad, es como un lujo», afirma. El único inconveniente es que «en agosto hace calor, pero en ¿qué casa no lo hace? Si pones el aire acondicionado, todo el frescor se queda dentro y con menos energía», añade.

EcoMallorca trabaja con material procedente de Rumanía y para aprender a montar la primera estructura contaron con un técnico de allí que les enseñó. Ahora los dos socios ya han montado siete casas. El acabado, va a gusto del cliente y de ello dependerá que se encarezca el precio, dice Salas.

El coste de estas casas suele ser superior al de una construcción totalmente convencional, (unos 1.500 euros por metro cuadrado de precio final, indica Salas), pero sus ventajas en cuanto a consumo energético, confort y estanqueidad son superiores, coinciden quienes las trabajan.

Sobre esta cuestión, Pere Linares puntualiza que desde el pasado septiembre el código técnico de la edificación incluye nuevos requisitos y para que una construcción convencional los cumpla «el precio final queda a la par».

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