"Las bandas organizadas cobran dinero para permitir el uso de las pistas deportivas, y apuestan durante los partidos. Todas las noches se concentran más de un centenar de jóvenes, sin respetar las medidas de seguridad por la pandemia. Trafican con droga y la consumen en la zona de los columpios. Hacen botellón con música a todo volumen. Hay peleas, agresiones sexuales y prostitución de menores. Si algún vecino les llama la atención se enfrentan a él. Y si llamas a la Policía te dicen que no tienen efecivos disponibles, o vienen al cabo de una o dos horas. Y tampoco pueden hacer gran cosa, porque si viene un coche patrulla con dos agentes se los comen".

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Vecinos del parque Wifi recogen firmas desesperados por los botellones y peleas

José Manuel Alcantud vive frente al parque Wifi de Palma desde hace unos veinte años y ha sido testigo de la "degradación brutal" que ha sufrido en los últimos tres o cuatro años. "Antes había concentraciones de gente que hacía deporte y bebía los fines de semana, pero en los últimos años se ha convertido en un foco de atracción de chavales jóvenes, muy conflictivos, que hacen fiestas cada noche", explica. "Si tienes aire acondicionado, tienes que dormir con las ventanas cerradas. Tienen la música a todo volumen, se pelean y gritan hasta las cinco o las seis de la madrugada. La vida de los vecinos se ha vuelto insoportable". Otro vecino se lamenta: "Tengo un hijo de ocho años y lo solía llevar allí. Al otro niño, de cuatro, ya no le he llevado nunca porque la zona de columpios está siempre llena de basura, vidrios rotos y colillas de porros".

Cuatrocientas firmas

Los vecinos de la zona empezaron a recoger firmas de forma espontánea pidiendo una solución al Ayuntamiento de Palma. En pocos días han reunido casi cuatrocientas rúbricas que fueron entregadas el pasado día 14 en las dependencias de Cort. En la denuncia se relata la degradación que ha sufrido el parque en los últimos años, que muchos vecinos evitan cruzar por la noche "por miedo a ser robado, agredido o insultado" por los miembros de las pandillas, que en muchos casos "consumen sustancias estupefacientes, hacen botellón, y alteran el descanso de los vecinos con música a alto volumen, gritos y peleas multitudinarias".

Los vecinos también han visto a menores realizando actos sexuales con adultos, en lo que parecen ser casos de prostitución. Además, muchos orinan y defecan en la zona verde. "Han llegado a orinar en la pared de la Comandancia de la Guardia Civil", comentan. El informe va acompañado de una treintena de vídeos grabados por los vecinos, que recogen escenas de peleas, botellones y consumo de drogas en pleno parque, todos grabados durante este verano.

Segun la denuncia, el origen de estas concentraciones está en la posibilidad de conexión a la red inalámbrica de internet que ofrece el Ayuntamiento, que se ha convertido en un foco de atracción para las pandillas de jóvenes, unido a la escasa presencia policial.

Para frenar este fenómeno proponen una batería de medidas: el cierre del parque con un vallado que impida el acceso durante la noche, la desconexión del servicio wifi en horas nocturnas, presencia policial, impedir las reuniones sin mascarillas, reprimir el consumo de estupefacientes, inspecciones en los locales cercanos que venden bebidas alcohólicas, sonometrías e intervención de los potentes altavoces portátiles que llevan, y controles de tráfico para evitar las carreras de coches en la Avenida de México.

Los vecinos recuerdan que desde hace años hay informes policiales que recomendaban el vallado del parque como condición indispensable para remediar la degradación de la zona.

De hecho, en una Junta Municipal del Distrito de Llevant de diciembre de 2017 se aceptó por unanimidad la propuesta de vallar el parque "cuando haya disponibilidad presupuestaria y, mientras no sea posible, incrementar la vigilancia policial". Tres años después no se ha hecho nada, y el parque sigue degradándose día a día.