La Loza Mallorquina era la única de las cinco casetas de madera centenarias de la calle Costa del Teatre que aún quedaba abierta. El comerciante que la regentaba, Juan Canals, cerró su establecimiento a principios de junio. Así, el Ayuntamiento tiene vía libre para llevar a cabo el proyecto que se aprobó en enero en este céntrico lugar cercano a la plaza Major: un mercado de artesanía, artístico y de productos locales.

Hace 70 años que Canals, la segunda generación, trabajaba en este negocio. Su padre, su hijo y él, los tres llamados Juan Canals, empezaron en la tienda de souvenirs desde muy jóvenes. En los inicios, vendían sobre todo vidrio, cerámica, platos, cazuelas... Como señala el comerciante, la tienda se fue adaptando con los años y sus estantes se llegaron a llenar de todo tipo de souvenirs turísticos. El traspaso generacional se ha roto para dar paso a la reforma de unas casetas de titularidad municipal que, según los comerciantes de la zona, Cort está retrasando legislatura tras legislatura.

Canals relata, decepcionado, el "eterno" proceso de proyectos e intenciones que se han propuesto para esta calle y que "jamás llegan". El comerciante, que aún dirige otro negocio junto a estos locales, lamenta una espera de casi 15 años: "Yo me iré de este mundo y todavía no habrán derribado las casetas". Afirma que, en lugar de construir un mercado artesanal, se deberían tirar abajo las construcciones: "Las casetas ya son inutilizables. No llegarán a hacer ningún proyecto", opina.

Incertidumbre en el futuro

Por su parte, la asociación proteccionista ARCA insiste en la importancia de conservarlas: "No vamos a consentir de ninguna manera que desaparezcan las casetas. Hay que conservar esta parte de nuestro paisaje urbano", tal como destaca la vicepresidenta de la entidad proteccionista, Àngels Fermoselle. Su propuesta pasa por alquilar las casetas cada 15 días a distintos productores locales para que comercialicen su trabajo.

Hace cinco años que el Ayuntamiento concluyó la expropiación de las casetas con el objetivo de restaurarlas, e indemnizó a los comerciantes que las habitaban. El pasado enero, el pleno de Cort aprobó un proyecto para transformar los establecimientos en un mercado de artesanos. En marzo, se amplió la propuesta con el fin de llevar a cabo la renovación de las casetas para reanudar la actividad comercial. También se aprobó la limpieza de las paredes externas del Teatro Principal, que están llenas de grafiti, así como la reparación del aljibe que hay en el subsuelo para que pudiera ser visitado como "elemento patrimonial de la ciudad", según explica la portavoz de ARCA.

Medio año después de las citadas aprobaciones plenarias, la Costa del Teatre continúa igual. Los comerciantes de la zona se mantienen escépticos ante los proyectos. Magdalena Umbert es la dueña de Souvenir Malgrats. Mantiene abierta su tienda porque no se encuentra en una caseta, pero sí tiene un añadido de madera en la entrada. Según relata, esta situación perjudica a su local: "Tengo que hacer una reforma y hace un montón de años que estoy pendiente de ellos. Necesitamos que se decidan ya".

Desde el Ayuntamiento no hay respuesta. En el área de Promoción Económica alegan que están a la espera de empezar la reforma, aunque todavía no tienen claro cuándo comenzarán las obras. Las casetas, que tienen 150 años, llevan más de 15 esperando una remodelación. La calle, antes llena de vida y de comercios, hoy tiene un aspecto deplorable. Y los comerciantes, antes optimistas ante la posibilidad de nuevas oportunidades de negocio, empiezan a perder la esperanza.

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