Un edificio de nueva construcción ubicado en el número 23 de la calle de Emili Darder, en el barrio del Camp d'en Serralta, ya está habitado. Aunque no por las personas que esperaba su promotor. Cuatro familias con niños pequeños a su cargo habrían aprovechado este útlimo fin de semana para meterse en el inmueble y ocupar las cuatro viviendas, una por planta, que conforman el edificio.

Al tener noticias de que el edificio había sido ocupado de forma presuntamente ilegal, el promotor del inmueble, Juan Perelló, se ha personado a primera hora de esta mañana acompañado por dos agentes de la Policía Nacional. Allí, según la versión de los propios okupas, ha tenido un acceso de rabia que le habría llevado a intentar agredir a una de las ocupantes y solo la intervención de los agentes del orden lo habría evitado.

Siempre según la versión de los hechos facilitada por representantes de las familias okupas, la toma de posesión del inmueble se habría producido el pasado viernes. No obstante, testimonios de vecinos recabados en los edificios aledaños señalaban que se percataron por primera vez de la presencia de un tendedero con ropa el pasado domingo.

El propio aparejador de la obra de nueva construcción, Carlos Pradas, ha señalado que el viernes de la semana pasada, a las once de la mañana, acudió con el ascensorista para dar los últimos retoques a un edificio de aspecto flamante, listo para entrar a vivir, y que no halló ningún indicio de que la casa estuviera habitada.

Pradas ha señalado que ya contaban con el documento de final de obra así como con la cédula de habitabilidad. Asimismo ha detallado que las cuatro viviendas ya tenían comprador y que tan solo faltaba completar la venta ante notario. "Y para muchas de ellas se trata de su primera vivienda a la que han podido acceder tras la venta del inmueble en el que vivían ahora", ha lamentado.

Entre los argumentos dados por los okupas para apoderarse del inmueble, el principal era que no les había quedado otra opción ya que, alegan, "no podíamos seguir viviendo en casas de nuestros padres con tantos niños. El Ayuntamiento no nos ha dejado otra salida porque mientras a los inmigrantes que llegan les dan de todo, a nosotros no nos dan nada", contraponen.

Finalmente, las familias ocupantes habrían accedido a abandonar el inmueble dado el quebranto que le estaría suponiendo su adueñamiento del edificio al propietario, extremo que este diario aún no ha podido confirmar.