Sr. Jorge Campos, Sres. de Abogados Cristianos: esta carta es para agradecerles su cruzada en contra del adoctrinamiento pornográfico que sufren las generaciones más jóvenes. Nuestros hijos, cuyas virginales manitas nunca han tecleado las palabras Pornhub o Xtube... Nuestras hijas, que nunca se han filmado a si mismas con una vestimenta sensual o bailando twerking en Tik Tok... Todas esas criaturas, como es tradición en nuestras familias católicas, han gozado siempre de una exquisita educación afectivo-sexual y por tanto, no albergan duda alguna sobre los mecanismos que la madre naturaleza ha puesto a nuestra disposición para el goce... perdón, para la reproducción de los fieles. ¿Para qué manchar con semen las escuelas cuando los padres hemos mantenido siempre bien informados a nuestros vástagos? ¿Por qué ese empeño en querer hacer de nuestros hijos inmaculados una panda de maricones y bolleras? ¿Por qué no dedicar todo ese tiempo a, por ejemplo, la formación militar, para que estén preparados para matar en nombre de su patria?

Repugnante me parece esta saturación de libertinaje: ¡ni más ni menos que 4 páginas eróticas en un total de 160! ¡¡Cuanta promiscuidad!! (Me comunican que la historia es solo entre dos personajes, pero ese es sin duda un detalle menor.) El mensaje de amor de las restantes páginas palidece ante esas 2 (¡¡2!!) hojas atroces. Como se nota que esto no es sino otro indisimulado ataque del separatismo pancatalanista. Y qué pena que el cómic esté en castellano (perdón: en español) y que se haya vehiculado a través de la asignatura de Lengua Española. Ojalá hubiera estado en catalán, para tener la excusa perfecta para quemar ese instituto. Sí: he dicho quemar. Porque solo las llamas pueden reparar el tremendo daño que se ha perpetrado contra nuestros inocentes adolescentes, que viven perpetuamente en los mundos de Yuppy sin saber siquiera qué es la masturbación. 

Pido a los señores de Abogados Cristianos mirada vigilante y mano firme para luchar contra esta lacra pseudoeducativa y, ya de paso, defender los 728 casos (ahí es nada!) de pederastia reconocidos por los obispos españoles en el seno de nuestra santa madre iglesia. Amén.