En realidad la ectopía no existe como palabra, aunque en el adjetivo ectópico reside la cualidad de estar, dentro de un cuerpo, en el órgano equivocado. Esta reubicación puede hacer convulsionar a la sociedad celular no sólo adyacente, por intrusión, sino también a la más lejana, a la que le hace falta esa parte que voló hacia algún lado, a la que te añora. Porque hace, el 20 de enero, cuatro años que cambiaste de vida. O de estado o, quién sabe, simplemente te apagaste dulcemente. En cualquier caso, los efectos de tu ectopía nos recuerdan lo buena, inteligente y solidaria que eras. Un beso donde estés.