No deja de sorprender la rapidez con la que la tecnología ofrece nuevos dispositivos o app. El penúltimo, las cámaras instaladas en los campos de diversos deportes base, que permiten verlos en directo y en diferido desde el teléfono móvil.

Pero también sigue sorprendiendo, y aún más, el poco avance en las condiciones en las que se llevan a cabo estos deportes; como por ejemplo, el fútbol base. Nos llevamos las manos a la cabeza cuando suceden hechos censurables en ligas con futbolistas menores de edad, para luego, a posteriori, capear el aluvión de mensajes rogando a afición y jugadores comportarse como es debido. Pero, a la par que acumulamos iconos en nuestro móvil, seguimos viendo salir en solitario al árbitro, al inicio de un partido de fútbol y en un campo de 100 por 80 metros, sin el apoyo de los 2 linieres, imprescindibles para que la competición se desarrolle con un mínimo de condiciones que permitan a esa figura decidir con ciertas garantías. Quiero pensar que, si a estas alturas no se han habilitado esas 2 figuras, es por una cuestión de presupuesto.

Mientras, veamos al día siguiente el partido en el móvil, y ruboricémonos comprobando que sí era fuera de juego lo que tanto se recriminó; o que se ruborice el mismo árbitro, al ver cómo, a pesar de haber hecho lo imposible por ver todo el desarrollo del encuentro, se le escapó esa falta cometida mientras se lanzaba un saque de esquina que terminó en gol. Y comprobemos que los errores se minimizan cuando las condiciones acompañan y no solo con campañas de concienciación

Entre tanto, a esperar el próximo incidente…