La vida no es un juego. El futbolista iraní Amir Nasr-Azadani ha sido condenado a muerte ante el silencio de la FIFA y de tantos otros. El Mundial de Catar absorbió todo el protagonismo, tanto en lo estrictamente deportivo como en el ámbito social. ¿Y el motivo de dicha condena? Por defender los derechos de las mujeres y una ristra de acusaciones sin fundamento según Human Rights Watch. El origen de esto fue el asesinato por la Policía de la moral de Mahsa Amini de 22 años por no usar su hiyab correctamente. Policía de la Moral del Gobierno de Irán, un escuadrón especial de policía a cargo de la implementación pública de las regulaciones del hiyab en dicho país. ¿Siglo XXI? Ahorcamientos públicos, mientras ha terminado el mundial y vienen las fiestas de Navidad. ¿No sería un detalle que los ganadores de Catar tuviesen la decencia de denunciar lo que pesa sobre Amir Nasr-Azadani? Vaya ética, brilla por su ausencia.