Muchos políticos están muchos años en política al no existir la muy saludable limitación de mandatos que desestabilizaría los intereses creados que cultivan corrupciones. Pero esa permanencia les obliga también a soportar eventos que habrían preferido evitar para no coincidir en la foto con personas arriesgadas.  

Sin que la foto gallega de Feijóo con un narco tenga nada que ver, la que estoy mirando ahora es la del viernes 11 del 11 con el rey y los principales cargos públicos de Illes Balears, Mallorca y Palma. Me sorprende, pues dos hechos recientes podrían haberles deprimido tanto que lo normal habría sido ver algún hueco en la instantánea.

Por una parte, la ausencia del rey del primer acto oficial de homenaje a las víctimas de la guerra civil y la dictadura franquista celebrado en Madrid el 31 de octubre. Si Sánchez no le invitó debería haber expresado su deseo. Fue lo que hizo, Lesmes mediante, cuando no pudo ir a Barcelona el 25 del 09 de 2020.

Por otra, la negativa de la Casa Real a reformar una impunidad que le permite cometer delitos sin responder ante la justicia, cosa de la que informó la ex Carmen Calvo el 09 del 05 pasado, ahora que solo es diputada.

Ningún protocolo debe obligar a ningún cargo público a estar con un rey que sigue disfrutando, por voluntad propia, de un privilegio contrario al artículo 14 de la Constitución y que, además, se permite el lujo de no estar cerca de un dolor que le incomoda, pero que siguen sufriendo las víctimas de la otra mitad de esa España que tanto menciona.