Es muy probable que nunca antes hayamos oído pronunciar tantas veces juntas las palabras «presupuestos» y «solidarios». También es probable que nunca antes hayamos escuchado tantas veces reclamar bajadas de impuestos sin nombrar los gastos que habría que recortar para que el Reino de España (ver nuevo DNI) no tenga que endeudarse todavía más. Por ejemplo, debemos casi el doble que Alemania, pero nuestra presión fiscal es un 20% inferior a la del país en el que ya no gobierna Merkel.

Esta deuda no es flor marchita de un día, pues nuestra historia reciente demuestra que en lo que callan es en lo que más coinciden todos los políticos. Hemos atravesado crisis tan graves como las que comenzaron en 1993 o en 2008, o la que se inició con el covid y sigue con lo de Rusia y Ucrania, y ninguno de los que han gobernado o gobiernan ha propuesto jamás suprimir dos gastos suntuarios que solo sirven para aumentar la deuda.

Me refiero a dos instituciones prescindibles, el Senado y la Corona, cuyos costes, según sus propias partidas de los PGE más los que se ocultan en otras, como la de Patrimonio del Estado para parte de lo que nos cuesta el rey, han sumado muchos miles de millones que habríamos podido ir ahorrando para no sufrir tanto en los periodos malos que siempre vuelven. 

Si pedimos a los políticos un ejemplo de solidaridad, sacrificio y autoridad suprimiendo ambas instituciones porque no hay dinero, ellos dirán que estamos haciendo demagogia.

Pero se nos ha olvidado reclamar un esfuerzo añadido y barato que quizás les suena extraño: se llama un punto más de democracia.

¿Qué les parece si el debate sobre si es ejemplo o es demagogia se resuelve votando?

¿Ha escuchado usted algo?

No, porque todos callan.

También en sus programas electorales