El Consell de Mallorca es una institución encargada de la construcción y mantenimiento de las carreteras como principal objetivo. Sin embargo, no es el único porque además abarca otros, no menos importantes, como son la limpieza de las cunetas y el ajardinamiento y mantenimiento de algunas rotondas y parterres centrales de la ciudad. Es, en estos últimos quehaceres dónde habría que aplicarles el símil futbolístico arriba mencionado. En lo que concierne a las cunetas, y a pesar de sus reconocidos esfuerzos, no consiguen mantenerlas limpias, pues carecen de un plan global de actuación y de una hoja de ruta clara y definida. Mientras no dispongan de unas patrullas que trabajen al mismo tiempo por los cuatro puntos cardinales de la isla y mientras no tengan un plan de mantenimiento, entre y entre las campañas globales y periódicas de recogida, nunca acabaremos de ver los arcenes limpios vayamos por donde vayamos. Lo de este verano, debido a la masificación existente, raya con la inmundicia. En lo refente a las rotondas, que son de su responsabilidad (la que hay a la salida a la autovía de Manacor o hacia la carretera de Sóller, por poner sólo dos ejemplos), más de lo mismo. Y si hablamos de parterres, bastaría con echar un vistazo a los que hay a la entrada va Palma, frente al Palacio de Congresos, con palmitos asilvestrados, grama seca y sin un ningún arbusto florido, para saber de qué estamos hablando. Mención especial, negativa, para el avejentado Paseo del Gas, frente a la catedral.

Es por todo ello por lo que considero que la labor global del Consell no alcanza, ni de cerca, las exigencias por las que fueron elegidos. Tal vez sería el momento de retirarles nuestra confianza, en las próximas elecciones. Piénsenlo.