Hace unos días en un centro comercial de Marratxí. Eran las 17.30 horas con un calor acuciante, como el de las últimas semanas. Ésas que han visto las puertas abiertas de prácticamente todas las tiendas del centro con sus aires acondicionados vertiendo un inútil y fatuo aire fresco a sus callejuelas. Señores, ¿realmente abrir de par en par les hace vender más a pesar del extraordinario gasto que generan? Pero en la vida no todo es el dinero. Existe el cambio climático y espero que no lo nieguen. Existe una guerra que produce cortes energéticos en ambos lados como arma de presión y espero que no lo nieguen. Y ahí seguimos, quemando el planeta. Unos más, otros menos. A todos: cerremos nuestros grifos de energía un poquito más y contribuyamos a parar la sangría en Ucrania.