Mi presunto perro me dice que le demuestre que no es un gato: insiste que algún veterinario le ha oído maullar por teléfono y es capaz de afirmarlo. Lo miro sorprendido… es posible… no todos los veterinarios ejercen bien su oficio. De todos modos, cualquiera le verá levantar la pata al mear. Diga lo que diga su pedigrí. Molesta a la mayoría de los españoles que las leyes sean utilizadas para que no se haga justicia, con la utilización de trucos y falsedades inventadas por los abogados que saben cómo jugar la partida y esconder las cartas inconvenientes. El acusado tiene derecho a mentir y el juez la obligación de aceptar sus engaños si no se demuestra su falsedad, aunque sepa la verdad por procedimientos que son considerados inadecuados. La legislación no cumple el cometido de dar un veredicto justo sino legal, aunque sea injusto, y además se afirma que el acusado es inocente si no se demuestra lo contrario, lo cual a todas luces y en muchos casos solo la pericia, el error, o la mala fe, han dado el inadecuado resultado. Se salvaguarda al máximo al posible inocente, aunque su presunción de culpabilidad sea clamorosa. Quizá sea hora de modificar las leyes de forma que sin desproteger al inocente sea más fácil hacer pagar al culpable. Quizá sea hora de que no se presuma la sentencia conociendo la tendencia política de los togados.